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EN EL XXX ANIVERSARIO DEL IV DESTACAMENTO PEDAGOGICO MANUEL ASCUNCE DOMENECH DE LAS TUNAS

EN EL XXX  ANIVERSARIO DEL IV DESTACAMENTO PEDAGOGICO MANUEL ASCUNCE DOMENECH DE LAS TUNAS

 Por: Joel Lachataignerais Popa (jlpopa@enet.cu joecklouis@gmail.com

 Fue un día de felicidad. Tal vez resultó para ellos como aquellos minutos en que llamados por la Revolución, desde la voz de Fidel Castro, acudían a convertirse en maestros, porque así lo necesitaba el país: fundidos en uno sólo una veintena de aquellos jóvenes que aquel año de 1980 en Las Tunas dieron vida al IV Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, rememoraron el suceso, convocados por la Asociación de Pedagogos y la Sociedad Cultural José Martí.

Trajeron fotografías, estandartes, documentos, recortes de periódicos, banderitas, pullovers del típico uniforme y sobre todo memorias, vivas memorias y mucha alegría y vitalidad.

Allí escuchamos muchas anécdotas interesantes, sobre todo recogimos un ambiente que aún bulle en la sangre de estas personas, y  todas tienen por dentro cinco décadas de vida… pero todas dispuestas a vivir y seguir siendo eso: maestros.

Está aquella muchacha que jamás – como otros más -  pensó tomar en sus manos una tiza y un borrador… porque soñaba con ser periodista o diplomático: “un día vino Carlos Vega, (Carlín) aquél viejo luchador amigo de todos y se reunió con nosotros, me dijo: si tú dices que sí, habrá otros que te seguirán, tu vas a ver… y llegué a mi casa contándole a mi mamá que ya no sería ni periodista ni diplomático: sería maestra y sólo me respaldó mi abuelo, que siempre estuvo de acuerdo con mi proceder en todo”.

Otra  recordó que su pequeñez no le daba para ser – según ella – maestra, por la Unión de Jóvenes Comunistas le propusieron serlo, comprendió la necesidad y aceptó: ¡Que susto aquel día en que me paré por primera vez ante mis alumnos!¡¡¡Pero ellos eran mis propios maestros… aquellos que había dejado atrás años antes!!!!. Y mi mayor recuerdo fue que me escogieron para asistir al Congreso de la UJC, porque había sido la primera militante en aceptar incorporarme como maestra, aunque anhelaba ser lo que soy ahora: trabajadora de la radio”

“Mi papá me dijo: tú decidiste ahora debes graduarte. Actualmente es un orgullo mostrarle a la familia los resultados”

De pronto, entre aquellas voces femeninas, resaltó una jocosa, que dijo vibrantemente:

“A mí me engañaron. Estaba en mis anhelos intelectuales y me dijeron: Tú vas, te hace maestro y a los cinco años puedes cambiar de carrera. Eso no fue así, pero un día alguien se acordó y fue a verme, entonces le dije: Eso no se puede hacer, pero mira, si se pudiera te diría que no, porque ahora para mí no hay nada mejor que ser maestro”

Así cada cual contó su parte. Y apreciamos una media: Nadie está arrepentido. Por eso los organizadores, la Asociación de Pedagogos y la Sociedad Cultural José Martí, además de entregarles diplomas de reconocimiento, les propusieron desplegar sus recuerdos en pliegos de papel y entregarlos a esas organizaciones que crearán un movimiento denominado con palabras de Martí: Maestros ambulantes.

 

 

 

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