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El Servicio Militar me enseñó la Revolución

El Servicio Militar me enseñó la Revolución

Joel Lachataignerais Popa jlpopa@enet.cu  joecklouis@gmail.com

Silvio Rodríguez,  recuerda que 1967 marcó el tercer año de su periodo de Servicio Militar Obligatorio, y lo hace con orgullo, tal vez con nostalgia, cuando dice que: “Éramos de las ciudades y los campos, los primeros muchachos llamados a filas en virtud de una ley que apelaba al sagrado deber de servir y defender la Patria…”

Detrás de su grupo, – que fue el primer llamado – fue el segundo, – por supuesto – en el cual fui reclutado en Bayamo, con una misión concreta, servir de maestro; recuerdo que aquel año (1967) los despedimos a todos en mi Unidad del ejército de Oriente, y quedamos los del segundo esperando a que con 1968, llegara el momento de licencia para regresar a casa después de que, como dice Silvio: “Durante tres largos años habíamos vivido en campamentos, saliendo de permiso rara vez, entrenándonos…”

La nota de Silvio me hace recordar que en esa época mía de Servicio pasaba un curso de periodismo en La Habana entre 1966 y 1967. Casi a finales del mismo una de las pruebas fue hacer un reportaje con un grupo de jóvenes que cortaban caña en el Central “España” (Hersey),  y allí fuimos a hacer el examen. Iba al frente de nosotros una joven reportera de Verde Olivo que respondía a un nombre – pseudónimo? – muy interesante: Lisanka.

También me viene a la memoria el programa de televisión donde un joven delgado con su guitarra cantaba “Pero mientras tanto” – que era el tema y nombre del programa según  recuerdo – y me llevaba – aun me lleva – a aquel momento reporteril en aquel central donde mientras unos cortaban caña, nosotros escribíamos sus experiencias. Tengo en mi memoria un joven que cantaba en el campo de caña.

Un año más tarde me desmovilicé, con un poco más de suerte que Silvio, porque desde tiempos atrás había garantizado mi retorno como redactor en la emisora CKMX Radio Bayamo.

Ahora escribo memorias de aquellos días, con jocosidad necesaria pues son recuerdos en anécdotas de situaciones simpáticas del momento, en medio de las cuales descubrí muchas cosas útiles para la vida posterior. El Servicio Militar me enseñó la revolución.

 

 

 

 

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