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Las Tunas: Encuentro de generaciones 30 años después

Las Tunas: Encuentro de generaciones 30 años después

Alumnos y profesores recordaron 30 años atrás en un brindis de amor

 Joel Lachataignerais Popa jlpopa@enet.cu joecklouis@gmail.com

 

“Esto es mucho para un corazoncito tan chiquitico como el mío”.

La frase brotó de labios del profesor de  química, quien con el transcurso del tiempo ha mantenido el carácter afable, su fuerte facultad comunicativa y el carisma de antaño, más su estatura no avanzó lo suficiente. Es así cómo brevemente esbozó calidez para agradecer a quienes lograron reunirlos para un festejo nada común.

El encuentro se realiza la casa de una de las alumnas tan pronto abrió 2013, a propuesta de aquel muchacho que presidió la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) hace tres décadas en sus años de discípulo en la Escuela Secundaria Básica “Wenceslao Rivero Pérez”, del municipio tunero de Las Tunas.

Era su deseo reunir a sus camaradas de aulas con sus profesores y así su sueño alcanzó esta realidad:

En medio de la humildad hogareña cada cual disfrutó un desfile de risas, malabares, anécdotas, recuerdos de las más graciosas e inolvidables bromas en el aula, los pasillos, el patio, y los romanceros juveniles, sus frutos como profesionales y como individuos que ya conducen por vidas propias a sus jóvenes hijos y algunos acunan nietos.

El grupo atesora la dicha de haberse reunidos como alumnos de Secundaria Básica unidos y asaltar el preuniversitario juntos, para separarse solamente en las universidades, de donde emergieron médicos, médicos veterinarios, abogados, laboratorista, estomatólogos… militares de alta gradación.

La noche los reunió y  en su avance propició diversos intercambios. Temas como la salud de cada cual, el noviazgo,  el matrimonio y la familia; recuerdos como aquellas movilizaciones que se realizaban por los jóvenes de hace tres décadas para apoyar y aprender la vida laboral denominada la Escuela al campo.

También se habló de la incorporación al trabajo voluntario, el llamado al Servicio Militar…hicieron del encuentro pequeños momentos que se matizaron con la música y el baile, que dieron riendas sueltas a la denominada Década Prodigiosa, en la que hicieron su aparición Juan Formell y Los Van Van, ídolo bailable de aquellos momentos.

“¿Y cómo fue posible que ustedes pudieran mantenerse juntos, equilibrados, con un amor nacido en el sexto y séptimo grados, y ya sumen casi cuarenta años de convivir?, esa pregunta trajo la respuesta de sus actores de aquella experiencia, ante la expectativa declarada de varias personas, compañeros y compañeras de aulas, cuyas vidas matrimoniales no consiguieron camino similar.

“Yo recuerdo siempre con nostalgia y orgullo cuando nos convocaban por la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media a diferentes tareas… ¿no se acuerdan ustedes de cuando por la madrugada – a pesar de la edad – íbamos en tren a cortar caña; o cuando nos pidieron que apoyáramos la construcción del acueducto o del Hospital Ernesto Guevara…? ¡Fue lindo, inolvidable todo eso, y así fue que nos fuimos haciendo hombres y mujeres…”

Y los rostros se iluminaban. Los ojos brillaban intensamente, las pieles olvidaban las marcas del tiempo por unos minutos y entre ellos el ambiente volvía a ser aquel que no volverá. Entonces hubo alguien que reflexionó a viva voz: “Es que ya no tenemos abuelos”.

La tarde los encontró y su noche permitió comprobar como mirándose a sus espejos, que la diferencia es relativa: Agrupados alumnos y profesores de hace 30 años, ahora adultos todos, saben que a veces, no es necesario mirar el almanaque, no hace falta. Él nos transforma, pero se puede comprobar que no hay diferencias ni humanas ni  profesionales.

El tiempo se fue poco a poco. Los pies ya no querían moverse con la música. El aplauso fue quebrando, pero la palabra no. Y entre los pocos bailadores siempre alguien más diestro. Y entonces se hizo presente un casi final de brindis a copa alzada por la vida, por los años añejos que guardan la experiencia presente y trazan el futuro.

De entre el grupo salió una muchacha que marca el tiempo en su delgadez casi extrema, con ojos sumamente alegres y una palabra sonora, vibrante, alegre: “Déjame decir el comunicado que tú no dijiste y yo creía que ibas a decir. Y digo esto está muy bueno, muy rico… la hemos pasado muy bien: ¡Que ricura más rica!”

      

1 comentario

Dalgis Fleitas Rivero -

joel, muy bonito tu comentario y desde africa del sur, les mando a todos esos profesores , algunos que recuerdo su cara y otros que no, mis saludos y las gracias por ayudar a formar nuestros caracters y vida profecional, gracias por la dedicacion de todos ellos. seria bueno ver algunas fotos del encuentro. saludos y chao. espero mantener contacto.