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AMELITA QUIERE SER...

AMELITA QUIERE SER... Por : Joel Lachataignerais Popa
joeklouis@gmail.com
Foto: Malena Mendoza Martínez

Amelita Francis García Mendoza, cuenta solamente 3 años y ya es todo el orgullo de su familia, la admiración de amigos, vecinos y atracción de otros, como yo.
La conocí en una visita a mi familia de Bayamo, capital de la provincia oriental cubana de Granma.
Es una pequeña de pelo castaño bien claro, casi amarillo, ojos vivos, de eso que cambian de color de un lado a otro, de hablar claro, preciso y seguido, ella está en constante movimiento y a la par de sus avatares infantiles, mostrando una proyección que llama la atención de todo en torno suyo.
Cuenta su mamá, Malena Mendoza Martínez, (una joven doctora en Ciencias de la Salud Animal), que desde hace dos años, su pequeña la tiene pensando muy bien en el futuro.
Me perece que el pensamiento está mas que justificado, pues Amelita, como le dicen padres y abuelo, amigos y vecinos, tiene la facultad de encontrarse a sí misma con una idea de las artes.
Ud. amigo lector me dirá que todo niño a esa edad hace cosas parecidas, pero en este caso está la particularidad de una niña que se proyecta y expresa una idea de esa perceptiva. En el baile, en el dibujo, en el canto.
Sus dibujos, trazados de todo niño de la edad, tienen títulos, y cuando canta las canciones que dedica mamá y a abuelita, llevan implícito un mensaje que define una idea espiritual.
Amelita es muy decidida, alega con sano apego, la cariñosa mamá, mientras sus ojos manifiestan un apoyo a las palabras.
Me muestra casi un centenar de dibujos que ha ido ‘archivando’ para mostrárselos a ella cuando crezca. Le hago notar que es casi seguro que recuerde algunas cosas sin necesidad de que le hagan mirar el pasado.
Mientras voy mirando casitas típicas de esas que cada niño pinta, con las paredes, puertas y ventanas y sin que se le olvide la lámpara colgada del techo y alguna que otra silla y una mesa servidas para comer...
Y en cada esquina, círculos y rayitas más alargadas con un punto final, representan lo que la niña misma define como ‘la firma’
Veo dibujos de paisajes, palmas, ríos, mariposas, y el clásico encuentro de rayas y círculos donde aparecen mamá, papá y todos los demás. Y le pregunto, me dice que no dibuja la escuela porque ella no va todavía.
Un diálogo con Amelita es una diversión entre el saber infantil, la pretendida experiencia del saber de los mayores, el recuerdo de la niñez ya perdida pero subyacente y la aspiración que todo padre, tío, tiene sobre los que vienen detrás.
Ella cuenta sus entornos y le agrega sus fantasías, como al decirme que ayer fuimos a jugar y dibujamos junto y mañana volveremos otra vez. Ya los niños no te cuentan el presente en pasado y el pasado en presente... no son los niños de mi época que decían: ‘Mañana fui a ver a mi abuelita’.
Esos tiempos – por lo menos en Cuba, (¡Ah! y Nicaragua y Bolivia y otras naciones más) - se quedaran atrás desde que los pocos viejos que no sabían leer ni escribir, aprendieron, para que los niños despues pudieran aprender mejor con ellos mismos.
No sabe todavía lo que ella será cuando ‘sea grande’, pero Mamá Malena en secreto me dice que ya ha manifestado ser como mamá y tía, una doctora.
Y hay una belleza en la pequeñez de Amelita que se percibe rondando la de su madre querida y eso también cimienta un porvenir que está escrito en las leyes del país y en el corazón de la familia.
Participó en un concurso de canto en El Piano Bar, establecimiento de recreo situado en el paseo central de la ciudad Monumento Nacional. Al terminar aquel certámen, el jurado determinó otorgarle el Primer Lugar.
El Carnaval de Bayamo 2008, convocó un concurso infantil y allí también estuvo el talento en ciernes de Amelita, para arrancarle a otra niña el primer lugar, también en canto.
Ganó otro premio en una convocatoria sobre lecturas de la Edad de Oro. El libro que recoge los volúmenes de la revista del mismo nombre, editada por José Martí hace algo más de un centenario.
Lo que tengo que contarles de Amelita no es poco. En los matutinos del trabajo de su mamita, ha dicho poemas de José Martí, el Héroe Nacional de Cuba y de América Latina.
Pero tanta riqueza en un cerebro de solo tres años, tiene, a parte de un sistema educacional que está diseñado para eso, la permanente constancia de la familia, fundamentalmente de mamá Malena, cuyo talento y decisión, brillan en cada trazo que Amelita realiza para decirnos:
- Mira este es el sol, esta es mami, este es papi... y este eres tú.



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