AÚN SE ESCUCHA EL TAÑER DE OCTUBRE
Por: Joel Lachataignerais Popa
jlpopa@enet.cu joecklouis@gmail.com
“Los misterios más puros del alma se cumplieron en aquella mañana de a Demajagua, cuando los ricos, desembarazándose de su fortuna salieron a pelear, sin odio a nadie, por el decoro, que vale más que ella; cuando los dueños de hombres, al ir naciendo el día dijeron a sus esclavos: “Ya sois libres”…”, así valoró Martí el inicio de la Guerra de los Diez años por la independencia de Cuba en 1887; el mismo que con sólo 15 años cumplidos en el mismo año del alzamiento, había escrito un poema compromiso: “10 de Octubre”.
Es una fecha que aprendí a conocer desde mi casa, aún ante de asistir por primera vez a la escuela. Mi padre, Luis Felipe, maestro de profesión; mi madre, Julia Zenaida, amante lectura de temas diversos, sobre todo de Historia y mi tío Carlos, alimentaron mis primeros años el interés por la vida del país. Así conocí a Carlos Manuel de Céspedes, y como nací y vivía en Bayamo, iba por la casa natal y frente a la edificación – destruida casi totalmente en aquella época -, estaba lo que él mismo denominó Plaza de la Revolución, donde se levanta un monumento con su figura de pie mirando al horizonte.
En mi casa había libros donde se reproducía la imagen de aquel a quien conocemos como ‘El Padre de la Patria’, la que ilustra este texto estaba también. En uno de aquellos libros, leí por primera vez, ya estudiante de cuarto grado, una valoración de José Martí acerca de su figura, en un articulo titulado ‘Céspedes y Agramante’. Dice: “Es preciso haberse echado alguna vez un pueblo a los hombros, para saber cual fue la fortaleza del que, sin más armas que un bastón de carey con puño de oro, decidió, cara a acara de una nación implacable, quitarle para la libertad su posesión más infeliz, como quien quita a un tigre su último cachorro”, y después en otra apreciación, nos lo presenta en su más alta magnitud, entonces expresa: “… no fue más grande cuando proclamó a su patria libre, sino cuando reunió a sus siervos, y los llamó a sus brazos como hermanos”
El 10 de Octubre de 1968, en el mismo lugar donde Carlos Manuel proclamó la libertad a sus esclavos para dar inicio a la Guerra de los Diez Años, se realizó un gran acto de masas, en el cual los ciudadanos de la provincia de Oriente, - casi todos bayameses y manzanilleros – acudieron a rendirle tributo a la hazaña. Entonces Fidel Castro Ruz, valoró la acción y dignificó a Carlos Manuel.
“…Céspedes simbolizó el espíritu de los cubanos de aquella época, simbolizó la dignidad y la rebeldía de un pueblo – heterogéneo todavía – que comenzaba a nacer en a historia”, así precisó además que Céspedes fue decidido y oportuno, y al evaluar aquel acontecimiento revolucionario, detenido primero, por el Pacto engañoso planteado por España a los rebeldes en 1878 y firmado en el lugar conocido por “El Zanjón” y luego con la intromisión de Estados Unidos en 1898, el líder de la Revolución Cubana razonaba aquel 10 de Octubre lo siguiente: “En Cuba sólo ha habido una revolución: la que comenzó Carlos Manuel de Céspedes el 10 de Octubre de 1868 y que nuestro pueblo lleva a cabo en estos instantes”
Después en otro momento, Fidel ha dicho refiriéndose al Diez de Octubre que entonces nosotros hubiéramos sido como ellos y hoy ellos hubieran sido como entonces.
…y vivimos una larga historia emprendida en 1868. Son hasta ahora 141 años. De ellos 50 de rica victoria imperfecta, pero virtuosa, honorable, paradigmática. Desconocida por los Estados Unidos, como Céspedes dijo alguna vez que sería…
Por eso todos los días, aún se escucha el tañer de octubre en el corazón de los cubanos nobles,
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