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CAMILO ERA CAMILO

CAMILO ERA CAMILO

 

Por: Joel Lachataignerais Popa

          jlpopa@enet.cu   joecklouis@gmail.com

 

 

 

Ernesto Guevara, es el nombre de un soldado del Ejército Rebelde, a quien su hermana menor desde pequeño, cuando apenas podía hablar, le llamó por primera vez “Tétiro”. La gracia de la nenita causó admiración en todos y jamás le dijeron Ernesto. Cuando un día decido incorporarse al Ejército Rebelde, le sucedieron cosas interesantes: Encontrarse con dos de los ‘rebeldes’ más mencionados en el pueblo, Camilo y El Che; descubrir que su nombre coincidía con el del Argentino y figurar entre los hombres escogidos para hacer la invasión desarrollada por Camilo Cienfuegos, que con destino a Pinar del Río avanzó hasta Las Villas, donde los sorprendió la victoria revolucionaria de enero de 1959.

Ernesto Guevara (Tétiro), participó en la construcción del vehículo que bajo indicaciones de Camilo fue obra de obreros azucareros y soldados rebeldes en Yaguajay, - actual provincia de Sancti Spíritus – que resultó una especie de tanque de guerra rústico, fabricado sobre un bulldozer Carterpillard, forrado con planchas de hierro, sobre cuya estructura, una vez terminado, el propio Camilo comprobó su calidad, haciéndole varios disparos, según me contó Tétiro, en su casa de La Habana, en Octubre de 1989.

El cuartel de Yaguajay estaba situado en un lugar muy difícil de rodear y había que buscar un modo de hacer rendir al chino Abón Lee, jefe de aquella plaza, quien era un soldado de carrera, de alguna ética y cierto valor. Por eso Camilo Cienfuegos ordenó esta solución. El vehículo fue bautizado por él con el nombre de DRAGÓN PRIMERO, y solicitó que allí mismo se hicieron varios similares para dotar a la tropa rebelde con aquella arma ‘poderosa’. Pero a pesar de las tres incursiones que se realizaron, con la fuerza de lanzallamas que se puso en práctica, no se pudo lograr la rendición, alcanzada sólo por la pericia y la persistencia de los hombres en el combate.

El chofer de aquella ‘poderosa arma’ fue precisamente mi interlocutor: Ernesto Guevara (Tétiro), a quien visité para que me hablara de Camilo Cienfuegos, y fue en una noche de Octubre de 1989, cuando bajo la pobre luz de un bombillo amarillento, conversamos:

“Camilo era un excelente jefe. A parte de que siempre andaba con una sonrisa en los labios, era muy exigente con la tropa: ¡muy exigente!: no vamos a ver que Camilo era juguetón y jaranero nada más: ¡qué va!: Camilo era posiblemente tan exigente y mas recto que el Che, lo que son dos caracteres distintos: pero Camilo no era fácil!...”

“Era muy humano ¡hasta con los casquitos![1] En ocasiones los tomó prisioneros y los entregó a la Cruz Roja. Hubo otros que por el carácter de Camilo, los convencía, y terminaron la guerra siendo compañeros nuestros”

Ernesto Guevara, Tétiro, evocó sus recuerdos de soldado al lado de Camilo Cienfuegos, su forma enérgica y reflexiva de proceder: “Tú cometías un error y te convencía. Yo nunca vi un compañero de la columna hablar mal de Camilo; ni Camilo hablarle en mala forma a un compañero”.

“Él tenía una cosa que yo no sé que era, porque tenía una facilidad para resolver los problemas difíciles… por eso se pierde: Fidel le pidió ir a resolver el problema de Hubert Matos y lo resolvió con esa facilidad que sólo él tenía, hasta con los enemigos más enemigos del pueblo: por esa forma que tenía de hablarle a las gentes y convencerlos”.

Tétiro participó en aquellas dos dramáticas semanas de ansiedad popular en que todos hicimos algo para buscarlo en cualquier parte. Recordó que a él le tocó un día viajar con Pedro Miret en un helicóptero, vieron por la Ciénaga de Zapata los restos de un avión, bajaron… pero no: no era el de Camilo: “… fue una búsqueda larga, infructuosa: Camilo había desaparecido”.

Ahora recuerdo a Ernesto Guevara, (Tétiro), el chofer del Dragón I, el soldado fiel, y a mi memoria viene su mirada perdida en la oscuridad de su humilde casa y sus palabras finales para mi entrevista realizada en octubre de 1989: “Camilo era Camilo”.



[1] Así le denominaban a los soldados del Ejército del dictador Fulgencio Batista.

 

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