EL PRECURSOR DEL PENSAMIENTO CUBANO
Por: Joel Lachataignerais Popa
jlpopa@enet.cu joecklouis@gamil.com
En el mismo año en que nació José Martí, con la diferencia de 23 días, fallece Félix Varela y Morales el 25 de febrero de 1853: Es una de esas figuras que merecen el estudio desde el primer grado, por su conducta ciudadana, de hombre de su tiempo proyectado al futuro con ingeniosa luminosidad. Y porque además, su generosidad permitió desde el primer instante contar con una idea de pensamiento cubano universal diferente.
Aunque sus estudios lo llevaron por convicción a hacerse sacerdote, como muchos otros en América Latina y Europa, dedicó su fructífera existencia a la causa de la independencia de la Patria y es el fundador de un método diferente de pensar, que desplazó en el Siglo XIX las formas tradicionales y puso en la electividad, en el pensar fuera de esquemas para certificar: dígase la escuela y ninguna escuela: he ahí escuela, como después ratifica su digno alumno José de la Luz y Caballero.
Bajo su magisterio se forjaron aquellos a quienes pudiéramos referirnos como los ilustradores la cultura y del pensamiento cubano: José de la Luz y Caballero, Rafael María de Mendive, José Antonio Saco, Carlos Manuel de Céspedes y José Martí, entre otros. Se ha dicho que por aquellos tiempos Cuba alcanzó la celebridad de un pensamiento ilustrado que alcanzó altura de nivel del de Europa.
Todos ellos eslabonan una estructura de ideario teórico social, revolucionario, literario, artístico, y filosófico, que se constituye en la fortaleza que le dio vigor a Martí para organizar la Guerra Necesaria emprendida el 24 de Febrero de 1895, y que luego nutre a las generaciones revolucionarias cubanas de entre 1908 y 1959 hasta la actualidad.
José Martí aconsejó considerar que el enemigo nos hace la guerra desde su pensamiento y por tanto ha de hacerse desde nuestro pensamiento el enfrentamiento revolucionario.
Martí puede decir ‘Pensar es servir’, porque ha bebido del ideario que generó del valeroso sacerdote cubano, cuyos restos descansan en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, allí, donde el ideario latinoamericano se ha reunido muchas veces en los últimos 30 años.
Es por eso que, al recordar el 157 aniversario de la muerte de Félix Varela, vale la pena aconsejar a niños y jóvenes, acercarse a sus textos y sugerir en las escuelas el estudio consciente de las obras de este sacerdote que fue el primero en enseñarnos una manera distinta de pensar. Es a él a quien debemos la génesis del ideario martiano y fidelista, ese que, con Simón Bolívar, Benito Juárez y Francisco Morazán, se reúne para forjar la Unidad Latinoamericana necesaria de estos tiempos al porvenir.
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