EL ALMA CRECIENTE DE LA IDENTIDAD DEL TUNERO.
Por: Joel Lachataignerais Popa
jlpopa@enet.cu joecklouis@gmail.com
Fui testigo hace ya algunos años de una actuación del Ballet de Camagüey en el Teatro Las Tunas, el mismo donde volvieron a actuar la semana anterior, aunque con ligeras diferencias de reconstrucción, y bailarines de nuevas generaciones. Aquella vez acudieron al lunetario numerosas personas y el aplauso no se hizo esperar, ya habían pasado por el mismo escenario bailarines rusos, vietnamitas y una parte de la compañía del Ballet Nacional que dirige Alicia Alonso. Esta vez, las circunstancias superan aquella oportunidad. Los bailarines camagüeyanos de finales de la década de los 80 del siglo XX, tenían ya su breve experiencia cuando visitaron Las Tunas aquella vez, y nos dejaron ver versiones de piezas antológicas, algunas de las cuales vinieron de nuevo con los integrantes actuales. Todos fueron aplaudidos sin excepción, con privilegios para Majísimo y el Pas de trois del primer acto del Lago de los Cisnes, pero: Les aseguro que fueron excepcionales en muchos aspectos como en los pas de deux Esmeralda y Diana y Acteón, sin embargo, en el que mas cautivaron a los tuneros hasta el quemante aplauso de largos instantes, fue en las interpretaciones de El Lago de los Cisnes y, sobremanera, durante la presentación de Muñecos, en una coreografía de Alberto Méndez interpretada por Rosana Barba y Yuniet Herrera con aporte musical de Rembert Egües. Yo puedo hablar así con entusiasmo diferente que el de hace casi 25 años atrás, porque estamos asistiendo al devenir de un fortalecimiento de la cultura propia de los residentes en esta provincia que cada día concurren a una nueva página de su historia en la cual podemos apreciar el alma creciente de la identidad del tunero.
0 comentarios