La valía de los niños debe ser honra de los pueblos
Joel Lachataignerais Popa jlpopa@enet.cu joecklouis@gmail.com
La valía de los niños cubanos no está en que tengamos en la conciencia aquellas frases de José Martí, "Los niños son la esperanza del mundo" y de Fidel Castro, "Nada hay mas importante que un niño"; es el hacer de 52 años de desvelos gubernamentales y sociales para proteger la capa más noble de la sociedad, de la cual se atan el pasado el presente y el futuro.
¿Qué humanismo vierte sobre la faz de la tierra aquella sociedad que los mantiene en las calles limpiando zapatos, lavando automóviles, vendiendo cualquier cosa, o tomados de las manos de los capos para prostituirse o narcotraficarse? ¿Es vida dejar a mamá abandonada con el hijo en las entrañas?
¿A qué guerras y dolores que dejan tras de sí cientos de niños muertos?
No se nos olvida aquellas madres pobres y lúcidas clamando por un trozo de pan o un minuto de trabajo, mientras las poderosas, aunque profeses ciertas ideas éticas muy serias, maltratan y discriminan, no solo por el color, hasta el olor les resulta repugnante.
Nunca olvidaré aquellos hijos del personaje de la ciudad oriental cubana de Bayamo, Monumento Nacional, por donde nació la revolución y donde nací: Le decían, porque así se dio en llamar ella misma, Rita la Caimana, sus hijos vendían dulces caseros por la calle, limpiaban zapatos y servían de mandaderos, no podían estudiar, aunque uno de ellos - el mas pequeño- se colgaba de los árboles de mi escuela y desde allí aprendía algo.
Un día, ese mismo, estaba frente a la casa de una maestra nuestra tratando de mirar el televisor; cuando llegué me dijo: Mira van a dar una película ahora, vamos a verla...
En eso salio la dueña de la casa, que solo pudo verlo a él y tiró una lata de agua fría y lo espantó de la ventana.
Presto, el niño, con todo lo de dignidad bayamesa por dentro, tomó sus frascos de lustrar y pintar y los tiró sobre la fachada de la casa de la flamante señora: "Ahora tendrás que pagar para que te pinten de nuevo la casa, para que sepas que debes respetarme", dijo el niño.
Así era en Cuba el derecho de los niños, sí para unos y nada para otros. Así sigue siendo en muchas partes a contrapelo de la ONU la UNESCO, todos sus acuerdos, y el deseo de los pueblos.
La valía de los niños debe ser honra de los pueblos.
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