De cómo Nicolás Guillén escribió Che comandante amigo
Joel Lachataignerais Popa. jlpopa@enet.cu joecklouis@gmail.com
Cuenta Nicolás Guillén que encontrándose de paso por Buenos Aires, la hermosa capital argentina, en un día de 1959, recibió una llamada telefónica del director del semanario PROPÓSITOS, el señor Leónidas Barletá, quien le proponía escribir una crónica o un soneto como homenaje al Che Guevara, atendiendo al rápido prestigio alcanzando por el argentino en Cuba. El tiempo era corto, pues debía darle la nota al periódico esa misma tarde, pero el soneto salió. Fue la primera vez que escribió algo dedicado al Che: “COMO SI SAN MARTIN QUEMANTE LA MANO PURA / A MARTI FAMILIAR TENDIDO HUBIERA, / COMO SI EL PLATA VEGETAL VINIERA / CON EL CAUTO A JUNTAR AGUA TERNURA, / ASI, GUEVARA DE VOZ DURA, / BRINDO A FIDEL SU SANGRE GUERRILLERA...”
Nicolás recuerda que fue un éxito. La prensa rápidamente lo divulgó, principalmente las agencias cablegráficas norteamericanas; no tanto por lo que realmente significaba el Che, sino por aquello de resaltar que entre los amigos de Fidel había un comunista... Aquellos momentos los aprovechó para conocer a la familia del hombre que más tarde se convertiría en el Guerrillero Heroico y de esa suerte establece nexos de amistad con los padres, el arquitecto Ernesto Guevara Lynch y Celia de la Serna, los padres del Comandante Guevara.
El Poeta Nacional de Cuba, recuerda que después, ya de regreso en la Patria, pudo conocer al Che; fue de forma simpática, mediante una invitación que el Comandante le hiciera al compañero Roberto Fernández Retamar y en otra oportunidad en que el jefe rebelde le pidió que acudiese al campamento militar situado en La zona aledaña a la bahía habanera, que todos en Cuba reconocen como “La Cabaña”; Guillén rememora también cómo el argentino intimó rápido y le brindó su oficina.
Aquellos versos surgidos de manera inesperada en la Argentina del Che, le abrieron campo a otros en su inagotable inspiración: “Guitarra de duelo mayor”, que musicalizada se conoce como “Soldadito de plomo” y otro titulado “Lectura de domingo”, que en su opinión es de todos sus homenajes al Guerrillero Heroico, el de mejor contenido, aparte de “Che Comandante, amigo...”, que reúne para él –como para todos los cubanos- la mayor emoción.
En 1967, Nicolás Guillén, había cumplido sus provechosos 65 años de edad. El Che andaba buscando en las serranías bolivianas sus 42 años que nos hacen recordar la edad en que también murió el Héroe Nacional de Cuba, José Martí. Toda esa vida vivida de modo intenso y veloz, le permitieron un escrutar profundo de amor y arte, en la vida nacional. Por esos días, recuerda, como durante meses se estudio rumorando una posible salida definitiva del Che de Cuba y la prensa internacional, a partir de las agencias norteamericanas, especulaban sobre el lugar donde estuviera el argentino; un día de octubre comenzó a comentarse su presunta caída en combate, y trae a su memoria como el golpe sospechoso conmocionó en su realidad a todos.
“...me puse a trabajar en un poema al Che con tal ahínco que cuando una de aquellas noches Haydee Santamaría me sugirió que lo hiciera, yo le dije: Haydee, perdóname, pero ya está terminado, le faltará alguna estrofa, pero el grueso de la composición sólo necesita un poco de lima...”.
Al día siguiente la heroína del Moncada, Haydee Santamaría, atraída por lo que ya conocía, quiso escuchar una grabación provisional del poema en la voz del propio Nicolás Guillén. Conocida la realidad de la caída del Che, en ese mismo octubre de la muerte estaba la fecha marcada para la velada solemne en honor el argentino - cubano: estaba prevista para la Plaza de la Revolución José Martí en el corazón de la capital cubana.
Celia Sánchez, llamó por teléfono: Fidel pedía que debía decir en el acto el poema en vivo, su voz debía escucharse allí estrenándolo.
“...creo que salí airoso de la prueba...”. Así lo recuerda el propio Guillén en sus memorias de aquél suceso, aunque al llegar a la tribuna el comandante Raúl Castro Ruz, le llamó la atención, pues llegó atrasado y hubo necesidad de esperar unos minutos por su aparición... “... de buenas a primeras me vi frente al público y con mi poema en la mano... no hubo locutor... no hubo aplausos... el silencio sobrecogía por su religiosa densidad. Afortunadamente, no tuve el menor tropiezo, pero cuando terminé el susto me desplomaba... Alguien me pidió las cuartillas en que estaba escrito el poema, creo que la propia Haydee, y al día siguiente, desplegado en la primera página de Granma, el Che Comandante, amigo “tomaba posesión de las calles...”
Fue así como nació el más conocido de los poemas guillenianos al Che, estrenado en su honor, en la ceremonia popular presidida por Fidel Castro Ruz, en la Plaza de la Revolución José Martí el 18 de octubre de 1967, donde el propio autor los leyó por primera vez. Con sus versos Nicolás Guillén cultivó su honda amistad con el Che y trasladó a su pueblo un mensaje imperecedero: “QUEREMOS MORIR / PARA VIVIR COMO TU VIVES, / CHE COMANDANTE, / AMIGO...”
EPILOGO.
Aquella noche inolvidable solo es comparable en el dolor a la reunión de pueblo del octubre de 1976 para tributar honores a los mártires del avión cubano derribado en las proximidades de Barbados. En medio del silencio que como manta cubría todo el entorno de la Plaza de la Revolución José Martí, la voz de Fidel Castro se escuchó solemne, vibrante, serena proyectada una vez más al futuro:
“...Cierto es que no volveremos a ver nuevos escritos, cierto es que no volveremos a escuchar de nuevo su voz. Pero el Che le ha dejado al mundo un patrimonio, un gran patrimonio, y de ese patrimonio nosotros –que le conocimos tan de cerca- podemos ser en grado considerable herederos suyos...”
“...Si queremos un modelo de hombre, un modelo de hombre que no pertenece a este tiempo, un modelo de hombre que pertenece al futuro, ¡de corazón digo que ese modelo sin una sola mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sola mancha en su actuación, ese modelo es el Che!”
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