Un rayo en el horizonte
Luis Felipe Lachataignerais Calderín
El rayo que es luz de su mirada quema mis sentimientos.
En ese fuego me fui haciendo, fue mi arquitecto. Él me sembró la paz. Fui de sus manos al camino del hombre: la escuela, los libros, la naturaleza, los libros, las personas, el amor… en una exposición, en un concierto, la música, el ajedrez… el carnaval, el día de reyes, Nochebuena y fin de año… Un baile de danzón y danzonete; el trote de un caballo, los viajes subiendo y bajando lomas…
Acarició en silencio, con una sonrisa y un efecto regulador mis amores periodísticos y radiofónicos, aquellos pasos juveniles militares, mi ausencia africana…
Él me sembró el goce humano de no ser mío, ese goce de verme desbordado en los demás. Fue esa dimensión que atesoré alcanzar. Mis hermanos todos sintieron la paz de su mirada bañando sus sentimientos….
De los cinco hermanos fue el signo simbólico que escapa a ser egocéntrico padecer.
No alcancé sino una sola vez a fotografiar su rostro en colores, para que se pudiera ver bien su piel digna y virtuosa.
Su luz se hizo fuego hasta que un día de octubre se extinguió… hoy se anida en mi esperanza desde su impronta quemante. Es el rayo intenso que está en el horizonte.
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