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Refugio de fe y amor para José Martí

Refugio de fe y amor para José Martí

José Francisco Martí y Zayas-Bazán, único hijo del Apostol de Cuba.

 

 

 Joel Lachataignerais Popa, jlpopa@enet.cu joecklouis@gmail.com

 

Cuando el 20 de diciembre de 1877 José Martí contrae matrimonio con su amada, Carmen Zayas-Bazán e Hidalgo, ambos jóvenes estaban lejos de imaginar que tan sólo once meses más tarde le llegaría la felicidad de traer al mundo a su único hijo, a quien bautizaron como José Francisco Martí y Zayas-Bazán, poco después del advenimiento sucedido el 22 de noviembre de 1878.

A la edad de cuatro meses y unos días, (el 6 de abril de 1879) José Francisco, fue bautizado en la iglesia Nuestra Señora de Monserrate, en la Ciudad de La Habana. Sus padrinos fueron Doña Leonor Pérez Cabrera, abuela paterna, y Francisco Zayas-Bazán y Varona, abuelo materno.

La Guerra Chiquita comienza en Agosto de 1879, y su padre es detenido por sus actividades revolucionarias, por lo que fue deportado a España,  motivo por el cual se aleja nuevamente del hijo amado después de casi dos años de unión.

 Complejas situaciones de incomprensión, condicionan una nueva separación, generada por Carmen, quien pide protección del cónsul español y regresa a La Habana, alejándose definitivamente del esposo con su hijo el 27 de agosto de aquel 1891. De este modo, padre e hijo no volverán a verse nunca más.

No obstante, José Martí siempre tuvo presente a su hijo, por quien sentía profunda devoción; le hacía dibujos en las cartas y le escribía periódicamente, hasta lo tuvo presente en su obra poética, de lo cual el ejemplo mayor es “Ismaelillo”.  

En la presentación del poemario, ha sido profusa su declaración de amor de padre, dicha en un símbolo de ética paternal y le escribe: “Espantado de todo, me refugio en ti. Espantado de todo, me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti”.

Y antes de partir hacia Cuba,  para incorporarse a la contienda que él denominó Guerra Necesaria, destino prioritario de toda su vida, el Maestro escribió la que sería su última carta enviada desde Montecristi el 1 de abril de 1895, donde asegura al hijo amado: “Al salir pienso en ti. Si desparezco en el camino, recibirás con esta carta la leontina que usó en vida tu padre. Adiós. Sé justo”.

En Camagüey José Francisco Martí y Zayas Bazán, tiene sus primeros años de vida y escolares; en 1889 matriculó en el Colegio Escolapio San Calasancio, hasta aprobar el Bachillerato, con nota final de sobresaliente.

Luego matricula en la Universidad de La Habana carrera de Derecho, pero en Cuba, se desencadenaban los procesos de la insurrección liderada por su padre, lo que  lo induce a interrumpir sus estudios, pues la familia  Zayas Bazán, decide abandonar el país, en correspondencia que su esencia burguesa, cuya relevancia los distinguía en el  Camagüey del Siglo XIX.

Así Pepito vuelve con su madre y familia materna a los Estados Unidos, y de ese modo se aleja de un numeroso grupo de amigos que no vacilaron en sumarse a la lucha.

En los Estados Unidos continúa sus estudios en la Universidad de Troy, y allí le sorprende la noticia de la muerte en combate de su padre el 19 de mayo de 1895, contaba entonces con 17 años de edad.

Pepito escapa de la familia que lo atendía y se presenta en la casa del doctor Raimundo Menocal, en busca de la protección del amigo, quien accede, comprendiendo aquella  decisión juvenil próxima a los consejos del padre: “Sé justo”.

Se une a la primera expedición que desde Estados Unidos vino a Cuba, en la cual llega a la zona oriental del país, donde se incorpora a las fuerzas del Lugarteniente General, Calixto García Íñiguez, en calidad de soldado.

El 22 de abril de 1897, como resultado de su conducta como combatiente, Calixto García lo asciende, en la zona de Flores, territorio de Holguín.

Su más brillante acción recogida hasta ahora por los historiadores, lo vinculan a Las Tunas, pues a finales de agosto de 1897, el Mayor General, Lugarteniente, Calixto García Íñiguez, se propone sitiar y atacar la fortaleza militar española radicada en esa localidad, hecho que se produce entre los días del 28 al 30.

Pepito se hallaba “a las órdenes del capitán Portuondo,[1] en la artillería quien disparaba el cañón, mientras el joven le ayudaba a cargar. Bajo una lluvia de balas ambos avanzan, cuando cae Portuondo muerto. Entonces Pepe se hace del arma y, apuntando al polvorín español, dispara logrando que volase por los aires”.

Nuevamente es ascendido por Calixto García, hombre recto y parco, quien de puño y letra escribe en la orden: “Por su heroico comportamiento sirviendo en el cañón en la toma de la ciudad de Tunas de Bayamo[2], (así se denominaba entonces el actual territorio de Las Tunas, debido a que administrativamente estaba dirigida desde aquella ciudad) Agosto 30 de 1897”[3].

Así el hijo del Héroe Nacional de Cuba toma brillante participación en la guerra que su padre organizó, en la cual alcanza el grado de Capitán del Ejército Mambí, a las órdenes del heroico holguinero.

Al concluir la guerra de 1895, José Francisco Martí y Zayas-Bazán, es desconocido prácticamente por las autoridades norteamericanas que intervienen en el país y los politiqueros de la época que le hicieron el juego a la presencia yanqui en la patria amada de José Martí.

Pepito no cuenta con dinero suficiente para continuar los estudios de Derecho en la Universidad de La Habana y acepta un cargo como empleado público en la Aduana.

Logra trabar estrecha y larga amistad con el amigo mexicano de su padre, Gonzalo de Quesada, quien ante la realidad que comienza a padecer Pepito, protesta enérgicamente ante las autoridades cubanas y reclama que sea reincorporado al Ejército, objetivo que se cumple, por lo que José Francisco lleva a cabo una trayectoria militar de mérito y es ascendido a Jefe del Estado Mayor en el Gobierno de José Miguel Gómez, (1909 – 1914), período en el cual escala los grados de Comandante y Coronel, Jefe del Estado Mayor y finaliza su vida militar como General.

Contrario de lo que se ha comentado, mantuvo una conducta apropiada a la época y a las razones de lucha del padre: Al asumir el cargo de Presidente de la República el tirano Gerardo Machado, Pepito manifestó su inconformidad, y, fiel a las enseñanzas del progenitor, escribió y publicó un texto que tituló “Manifiesto a Cuba”.

Después, considerando que no había soluciones y ante la opresión desatada, se incorporó a la lucha en una organización celular y clandestina denominada ABC,  de la cual fue vicepresidente. Este grupo, inicialmente estuvo encaminado a organizar la insurrección contra la dictadura del General Machado y encaminar al país hacia la revolución, pero no fue así, sus líderes abrazaron el gansterismo y lo convirtieron en un partido político alejado de los principios que le dieron origen. Por ese motivo Pepito determinó abandonar la escena política.

El 21 de febrero de 1916, contrae matrimonio con María Teresa Bances Fernández Criado,

quien se convirtió en su fiel compañera, seguidora de los ideales martianos y una luchadora ferviente por la liberación de su Patria. De esa unión no hubo descendencia.

José Francisco Martí y Zayas-Bazán, murió en Ciudad de La Habana el 22 de octubre de 1945, a la edad de 67 años. A pesar contar con un pobre reconocimiento público de parte de las autoridades gubernamentales de la época, contó con los honores correspondientes a su rango de luchador mambí por la independencia nacional, miembro del Ejército, figura política y, en especial, por tratarse del hijo del más grande de los pensadores cubanos.

El sepelio partió desde el Capitolio Nacional con los honores militares correspondientes, hacia la necrópolis de Colón en compañía de una enorme muchedumbre habanera, que lo despidió a nombre de toda Cuba.

 

 



[1] Ruiz de Zárate, Mary; periódico Juventud Rebelde, 28 de enero de 1971.

[2] En la época la región de Bayamo asumía la dirección administrativa del territorio propio y se extendía hacia Las Tunas, (nota del autor)

 

[3] Ruiz de Zárate, Mary; periódico Juventud Rebelde, 28 de enero de 1971.

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