Tres banderas en combate

Joel Lachataignerais Popa, [e-mail]

 

Desde que Cristóbal Colón miró y definió que había visto la tierra más hermosa que ojos humanos  vieran, Cuba es territorio que entre paisajes e individuos, guarda un noble proceder y es el vuelo de las palomas entre nubes de himnos  y consagración que compacta, convida y ceremonia.

Un 26 en la memoria mueve a los mayores en un amanecer de 1953 caracterizado por las fiestas santiagueras detenidas en el tiempo para siempre en el estampido de pólvora noble de  las armas en manos de un puñado de muchachos - empleados unos y obreros otros y donde dos muchachas representaron a las mujeres – disparaban contra la metralla de poderosas armas. La sangre se mezcló en el piso para cimentar el monumento rojo y negro.

Este combate unió nuevamente los sentimientos como el Siglo XIX, cuando 1851 trajo el luminoso emblema de tres franjas azules, dos blancas; un triángulo rojo y una estrella: el símbolo patrio que defendemos desde entonces, como será defendido siempre.

El 26 de Julio de 1953, la generación del centenario del natalicio de José Martí, signó nuevamente con sangre generosa los destinos del país; el luto de más de un siglo de lucha se vinculó a la heroicidad: nació un nuevo símbolo: la bandera del movimiento revolucionario 26 de Julio: el rojo y el negro con emblema blanco al centro M 26 7.

Los tuneros se reunieron este sábado 16 de Julio en la plaza pública, para recordar aquel día heroico y refrendar de nuevo el apoyo a la revolución, al socialismo, al mundo mejor posible, por el cual también luchan en cárceles norteamericanas cinco hermanos injustamente encarcelados.

Allí, en la explanada tunera una conjunción sublime y dinámica hicieron esta imagen: Tres banderas en combate: La de la estrella solitaria, la del 26 de Julio y el pueblo que las enaltece cada día con sudor e identidad.        

Y Cuba es bandera del mundo proclamada blasón en su luz de faro en el horizonte...