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Cupido, barbudo, en la Caravana de la Victoria

Cupido, barbudo, en la Caravana de la Victoria

 Dilma Guevara Cutiño recuerda el 4 de enero de 1959 y aquella historia de amor

 

Joel Lachataignerais Popa jlpopa@enet.cu  joecklouis@gmail.com

 

 El 4 de enero de 1959 pasaron por Las Tunas las tropas lideradas por Fidel Castro Ruz, en el recorrido emocionante que había iniciado el día dos en Santiago de Cuba y que terminaría en La Habana cuatro jornadas más adelante.

Entre los jóvenes de aquel momento estaba una muchacha alegre, pícara e inteligente, que cursaba entonces la escuela Primaria Superior.

Dilma Guevara recuerda aún con grata impresión el momento:

“Entraron los rebeldes pro todas partes de la ciudad. Unos venía desde Bartle y Manatí; otros de la zona de donde hoy está el municipio de Majibacoa, por la carretera de Holguín y otros de Río Cauto, cauto Embarcadero, Guamo y esos lugares de la zona e Bayamo”

“La ciudad se llenó pronto de barbudos melenudos y de muchachas vestidas de verdeolivo”.

Ella recuerda que la noticia llegó a su casa por rumores callejeros y gente gritando vivas a la revolución en plena madrugada del primer día de 1959. Sus hermanos estaban entre los tuneros que colaboraban con el Movimiento 26 de Julio al igual que su mamá.

“Entonces todos los muchachos saltamos por una ventana y nos fuimos a ve lo que pasaba. Recuerdo que los maestros nos organizaron y entre los primeros en llegar a la Carretera Central (Avenida Vicente García) estábamos los alumnos de la Escuela Primaria Superior”

Habla y mientras lo hace sus ojos brillan y hablan, es la señal de los recuerdos revueltos entre el corazón y el cerebro…

“También llegaron las alumnas de la Escuela del Hogar y los de la Escuela de Comercio. Estábamos allí en los altos de una casa que estaba situada donde hoy hay el establecimiento comercial, La Llave”.

La caravana comenzó a transitar por la calle principal de la entonces Victoria de Las Tunas. De pronto se detuvo frente a donde estaban ellas uno de los vehículos. Desde allí uno de los rebeldes les pidió agua. La maestra las autorizó y ella, en la compañía de su amiga Belkis y otras alumnas, bajó del balcón y fueron a llevarles agua.

El joven barbudo las miró y distribuyó vasos entre sus compañeros y finalmente tomó la suya. Agradeció el gesto sin dejar de mirar a Belkis.

Pronto el vehículo continuó la marcha. La calle Vicente García se hizo un mar humano. banderas, carteles, música, bullicio ensordecedor por todas partes y en medio de todo aquellos, recuerda Dilma, todos ansiaban ver a Fidel.

Se sabía que pasaría por aquel lugar, pero no a qué hora… vagamente recuerda que la gente comentaba que había entrado y se había dirigido hacia el Hotel Plaza, que estaba donde hoy existe la Plaza Martiana, o por la calle Lora a visitar unos combatientes.

 “…pero eso no está confirmado, lo cierto es que adonde se sabe que fue es a la capitanía. Para ese momento estaba ya en mi casa. No pudimos disfrutar la entrada personal de Fidel”

“Lo que si tengo bien claro en momento es que unos días más tarde, a Las Tunas llegó aquel oven a quien le dimos agua. Ramiro vino, investigó y encontró a mi amiga Belkis. En aquel vaso de agua del enero victorioso, comenzó una larga relación amorosa solamente interrumpida hace poco tiempo con el fallecimiento de ella”.

Cupido también desfilo en la caravana de la Victoria.

 

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