EFEMERIDES CUBANAS DE OCTUBRE
Por: Joel Lachataignerais Popa
jlpopa@enet.cu joecklouis@gamil.com
En Octubre hay momentos que me colocan en reflexión de balance de la conciencia. Son fechas inolvidables. El 6, con el imborrable recuerdo del avión volado en pleno vuelo con 73 vidas inocentes a bordo; 8 – 9, con el asesinato del Che en Bolivia; el 10, con el redoble de campanas de Carlos Manuel de Céspedes para iniciar la larga lucha por la independencia de Cuba en la Demajagua; el 21, cuando _Camilo Cienfuegos detuvo la contrarrevolución emprendida en Camagüey por Hubert Matos; el 26, aquel último discurso pronunciado por el legendario Comandante de la sonrisa ancha – como le recuerda el pueblo – y luego el 28, su triste desaparición física, también en un avión evaporado.
Todo es historia. Debí anotar que el 4 de octubre de 1869, es otra efeméride que me llega cada año a la memoria: esa fecha comenzó el proceso jurídico que conocemos como ‘El Presidio político en Cuba’ firmado por el niño José Martí Pérez, quien vivió en carne propia la tortura y el vejamen con sólo 16 años sobe la piel.
Camilo muere inesperadamente. De modo trágico. Sólo sabemos que viajó de La Habana a Camagüey en misión militar ara defender la revolución recién instalada y el avión en que viajaba desapareció. No teníamos entonces recursos para poder determinar los vuelos como ahora, de haber sido podríamos haber tenido información del cómo de aquel accidente. Nos dejó su voz el 26 de octubre llamándonos a la unidad y aquellos versos de Bonifacio Byrne: “Si deshechas en menudos pedazos/se llega a ver mi bandera algún día/nuestros muertos alzando los brazos/8la sabrán defender todavía”. De él los aprendimos.
De algún modo estas efemérides están atadas al hilo umbilical del terrorismo. Porque Camilo desaparece evitando que en suelo patrio renazca, con el enemigo interno. El Che luego del combate, hecho prisionero, fue victima de la barbarie de un traidor vendido a la CIA, se sabe muy bien porque ellos se han encargado de hacerlo público.
Céspedes abrió fuego contra el terror colonial emprendido por España en tierras de América e insoportable surtidor de dolores sobre Cuba, y dejó su alerta con un revolver de seis balas contra una partida de soldados en la Sierra Maestra, épica geografía cubana donde Fidel y sus hombres le tributaron honores.
Los 73 ciudadanos del mundo asesinados en pleno vuelo, no tenían por qué morir. Unos eran deportistas felices que venían con las medallas doradas en el cuello; otros eras futuros médicos y profesionales que se prepararían en Cuba para volver a sus países con la paloma de la paz entre las manos, otros venían a trabajar por sus patrias.
Lo que duele, es saber que los asesinos están allí. Y a mi me dan vueltas en la cabeza, el descaro de los que declararon con abierto cinismo: PUSIMOS LA BOMBA ¿Y QUÉ?, como si fuera poner un adorno en el cielo; y aquella loca declaración de Orlando Bochs y Luis Posada Carriles, que justificaron el hecho diciendo que en la guerra todo es válido.
Luego pienso: Esconderse, no dar la cara, ser taimado, sucio de mente y ética, tal vez eso quisieron decir. También parece que para ellos ser cobardes, es válido. Sería un buen sinónimo para el terrorista.
0 comentarios