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El primer atentado contra Fidel Castro sucedió en 1959

El primer atentado contra Fidel Castro sucedió en 1959

Contra Fidel Castro sucedieron más de 600 atentados

 

Joel Lachataignerais Popa  jlpopa@enet.cu  joecklouis@gmail.com

 

 

El impresionante número de oportunidades en que la vida de Fidel Castro corrió peligro, comenzó en febrero de 1959. Totaliza más de seiscientos intentos. Todos abortados por la seguridad cubana.

A continuación reproduzco el artículo titulado “Primer atentado contra la vida de Fidel”, que aparece reproducido en el Boletín Revolución de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado,  que a su vez es tomado del libro de Eugenio Suárez Pérez y Acela Caner: Fidel: en el año de la liberación, t. 1, enero-marzo de 1959. Editorial Verde Olivo, 2008.

Conozcamos este testimonio:  

 El 1ro. de febrero de 1959, una granada estalla en medio de una procesión que ha salido a pie desde Santiago de Cuba para rendir tributo a la virgen de la Caridad del Cobre en su santuario. El lunes 2 se conocieron nuevos detalles de la explosión ocurrida en El Cobre. El suceso, trágico por sí mismo, ganó dimensión política cuando se supo que no se trataba de un accidente desgraciado, semilla de muerte sembrada en los campos de batalla, sino advertencia de un peligroso complot contrarrevolucionario.

Fue una granada y no una mina terrestre la que provocó el estadillo. Un soldado del ejército regular, José Duany Cobas, fue detenido, confesando en una conferencia de prensa la existencia de un plan destinado a dar muerte a Fidel Castro y a derrocar el gobierno. A esos fines se había mezclado con los peregrinos que se dirigían al santuario, acechando la ocasión para atacar un carro patrullero y apoderarse de las armas. En esa oportunidad se le cayó el mortífero artefacto, produciéndose la catástrofe.

Complicados en la intentona aparecían otros miembros de las fuerzas armadas: Juan Alberto Rivera, Miguel Vázquez, Jorge López, otro de apellido González y  varios más. En su mayoría eran jóvenes alistados –“bocaditos”– que habían combatido a los rebeldes en el frente de Guantánamo y Yateras. El proyecto contemplaba el asesinar al Comandante en Jefe, aprovechando su visita a Oriente y el inicio de una guerra de guerrillas en la Sierra Maestra.

A simple vista, el movimiento subversivo parecía una locura. Empero, afloraban otras circunstancias sospechosas capaces de inquietar a la ciudadanía. En Jiguaní fue detenido el norteamericano Alan Robert Nye, de treinta y un años, piloto civil y residente en Coral Gables, Florida. Vestía pantalón kaki y viajaba en un jeep, donde se ocultaba un rifle de mira telescópica, un revólver calibre 38 y abundante parque.

Según las actuaciones, Robert Nye llegó al país en una avioneta que aterrizó en las cercanías de Bayamo. Expresó que tenía el propósito de unirse a los rebeldes para ofrecerles sus servicios como piloto. En esos trajines le sorprendió la caída de la dictadura. De momento no había constancia de cuáles fueron sus conexiones previas ni por cuáles vías pretendía incorporarse a las fuerzas de Fidel.

A juicio de las autoridades, el detenido, soldado de fortuna, abrigaba la intención de atentar contra la vida del caudillo revolucionario, a cambio de una recompensa de diez mil dólares. Resultaba significativo que se hubiera encerrado en un terco silencio, rehusando, inclusive, hablar con el cónsul de su propio país. Precisaba determinar si había alguna relación entre la granada de El Cobre y el rifle de mira telescópica de Alan Robert.1

Por informes que se encuentran en poder de las autoridades revolucionarias se presume que Alan Robert ha mentido en sus manifestaciones ya que según datos obtenidos, el propósito de este norteamericano era el de asesinar al líder rebelde doctor Fidel Castro, cuando este cruzara por Bayamo o Santiago de Cuba en su viaje de regreso a La Habana. Asimismo, se determinó que Alan recibió la suma de 10 mil pesos para perpetrar el asesinato, por personas hasta el presente no identificadas.2

Días después, el periódico Revolución amplía la información.

El norteamericano Alan Robert Nye, que hace algunos días fue detenido al presumirse que quería atentar contra la vida del líder máximo de la Revolución, al ser interrogado hizo importantes declaraciones.

Declaró que es natural de Chicago y llegó a  La Habana procedente de Miami con un plan que le había propuesto el ex dictador Batista, por mediación de un cubano residente en Miami, nombrado Daniel Vázquez, que había sido acusado por el Movimiento 26 de Julio como traidor, conectándolo telefónicamente con el ex dictador quien lo puso en comunicación con el brigadier Carlos Tabernilla y con Orlando Piedra.

Al llegar a La Habana el día 12 de noviembre de 1958, comenzó las gestiones para ingresar en el Ejército Rebelde, hospedándose en el hotel Comodoro, del día 1 al 19 de diciembre, con todos los gastos pagados por el brigadier Tabernilla y Orlando Piedra, utilizando el nombre de George R. Collins.

El día 19 se trasladó en   el avión   231 A  de las  fuerzas  aéreas  hasta Bayamo, con el propósito de gestionar su ingreso en el Ejército Rebelde para llevar a cabo el asesinato del doctor Castro. El día 20 salió de Bayamo en dirección a la Sierra, pero fue capturado por dos soldados del Ejército Rebelde que procedieron a desarmarlo. Continuó relatando el norteamericano Nye que recibió la oferta de cien mil pesos del brigadier Tabernilla si lograba la muerte del líder del Movimiento 26 de Julio, doctor Fidel Castro, debiendo pasar a recoger el dinero una vez consumado el hecho en su casa situada en la calle 84 esquina a 19, en el reparto Miramar.

El libro La guerra secreta: Acción Ejecutiva, del general de brigada Fabián Escalante Font, recoge más informaciones sobre este primer plan fraguado después del triunfo revolucionario para asesinar a Fidel Castro.

[…] Alan Robert Nye había sido reclutado desde hacía varios meses por el Buró Federal de Investigaciones (FBI) para penetrar a los grupos de cubanos emigrados que conspiraban contra la dictadura de Fulgencio Batista.

Piloto de la Armada, había sido aparentemente expulsado de ese cuerpo, después de que el jefe de su base recibió una denuncia anónima, donde lo acusaban de conspirar con los exiliados cubanos para lanzar ataques aéreos contra objetivos militares en Cuba.

En realidad, fue un plan cuidadoso del Buró Federal de Investigaciones para brindarle una sólida carta de presentación ante los medios emigrados cubanos que combatían a la dictadura batistiana. [

[…] En abril [de 1959], Alan Robert Nye fue sancionado por los tribunales revolucionarios y expulsado del país, para lo cual fue entregado a la embajada de los Estados Unidos. Así terminó el primer proyecto criminal contra la vida de Fidel Castro en el que participó una agencia del gobierno de los Estados Unidos, el Buró Federal de Investigaciones, en complicidad con la policía de la dictadura de Fulgencio Batista.4

 

1 “Sección En Cuba”, Bohemia, (6): 90, La Habana, 8 de febrero de 1959.

2 Revolución: 11, La Habana, 3 de febrero de 1959. 

3 Revolución: 15, La Habana, 5 de febrero de 1959.

4 Fabián Escalante Font: La guerra secreta: Acción Ejecutiva, pp. 2, 7.

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