LA ESPERANZA DEL MUNDO ESTÁ EN PELIGRO
Por Joel Lachataignerais Popa
joecklouis@gmail.com
Miremos bien esta fotografía.
Hay muchas más.
Por lo menos en el momento en que el fotógrafo tomó la instantánea ellos estaban más o menos guarecidos del genocidio de aquellos que como Olmert, Sharon y otros en la pequeña metrópoli pro norteamericana de Israel, los ignoran y pasan por alto, lanzando bombas de racimo, fósforo blanco y vivo y millares de cohetes sobre la población indefensa.
Es poco probable que ahora al redactar mi comentario esos niños estén vivos.
La Esperanza del Mundo: así definió el Héroe Nacional cubano, José Martí, a las generaciones futuras.
Observando lo que llega en información gráfica, audiovisual, es perceptible que la esperanza del mundo está en peligro allí en Israel, como lo ha estado en Irak y Afganistán y como lo está, amenazada en todo el mundo por los ideales capitalistas en crisis y decadencia.
La justicia debe abrirse camino. Los pueblos lo exigen allende los mares. No sólo los corazones palestinos, - pobres y endebles -, colocados contra la pared, casi desarmados y condenados a mirar cómo los invasores les apuntan con sus metralletas, los empujan, los asesinan; indefensos niños que no son ni militares, ni jefes, ni políticos, ni nada de lo que ellos mentirosamente buscan: ni si quiera dueños de pozos de petróleo, y casi ni siquiera dueños de sí mismos.
Son muchos los que en el mundo claman por una lógica que debiera ser el común denominador de una solución: Las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad, los gobiernos, los aspirantes a decir las últimas palabras en la Casa Blkanca.br />Pero en el natural pensamiento del ser humano están los sentimientos.
Los hombres van en dos bandos, nos enseñó a los cubanos, a los latinoamericanos, José Martí. En uno están los buenos, los que tratan de hacer avanzar el mundo hacia la dignidad plena, la paz, el equilibrio; del otro están los malos los que nada entienden de dignidad y equilibrio.
Él mismo, Martí, nos dijo que En la justicia no cabe demora: y el que dilata su cumplimiento, la vuelve contra sí.
Es necesario detener la matanza. Para que los periodistas, aficionados o no de las fotografías, no se vean en la necesidad de denuncias como la que aparecen encabezando estas líneas.
Para no tener que preguntarnos: ¿Tienen corazón los líderes que mandan a matar? ¿Qué harían si fueran sus hijos? ¿Dónde está el sentido común, los sentimientos humanos de Bush, Condolezza, Sharon, Olmert, Chyni y compañía?.¿Dónde los sentimientos y corazones de los que gobiernan y le piden a los pueblos paciencia y apoyo?
¿Los que desde organizaciones internacionales están en el deber de detener el genocidio, tienen sentimientos o no? ¿Donde están los sentimientos y el corazón del Mundo?
En nombre de la Esperanza del Mundo, de esos niños que buscan protección debajo de unos muros, que es posible ya no existan, y de otros como ellos: ¡BASTA YA!
joecklouis@gmail.com
Miremos bien esta fotografía.
Hay muchas más.
Por lo menos en el momento en que el fotógrafo tomó la instantánea ellos estaban más o menos guarecidos del genocidio de aquellos que como Olmert, Sharon y otros en la pequeña metrópoli pro norteamericana de Israel, los ignoran y pasan por alto, lanzando bombas de racimo, fósforo blanco y vivo y millares de cohetes sobre la población indefensa.
Es poco probable que ahora al redactar mi comentario esos niños estén vivos.
La Esperanza del Mundo: así definió el Héroe Nacional cubano, José Martí, a las generaciones futuras.
Observando lo que llega en información gráfica, audiovisual, es perceptible que la esperanza del mundo está en peligro allí en Israel, como lo ha estado en Irak y Afganistán y como lo está, amenazada en todo el mundo por los ideales capitalistas en crisis y decadencia.
La justicia debe abrirse camino. Los pueblos lo exigen allende los mares. No sólo los corazones palestinos, - pobres y endebles -, colocados contra la pared, casi desarmados y condenados a mirar cómo los invasores les apuntan con sus metralletas, los empujan, los asesinan; indefensos niños que no son ni militares, ni jefes, ni políticos, ni nada de lo que ellos mentirosamente buscan: ni si quiera dueños de pozos de petróleo, y casi ni siquiera dueños de sí mismos.
Son muchos los que en el mundo claman por una lógica que debiera ser el común denominador de una solución: Las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad, los gobiernos, los aspirantes a decir las últimas palabras en la Casa Blkanca.br />Pero en el natural pensamiento del ser humano están los sentimientos.
Los hombres van en dos bandos, nos enseñó a los cubanos, a los latinoamericanos, José Martí. En uno están los buenos, los que tratan de hacer avanzar el mundo hacia la dignidad plena, la paz, el equilibrio; del otro están los malos los que nada entienden de dignidad y equilibrio.
Él mismo, Martí, nos dijo que En la justicia no cabe demora: y el que dilata su cumplimiento, la vuelve contra sí.
Es necesario detener la matanza. Para que los periodistas, aficionados o no de las fotografías, no se vean en la necesidad de denuncias como la que aparecen encabezando estas líneas.
Para no tener que preguntarnos: ¿Tienen corazón los líderes que mandan a matar? ¿Qué harían si fueran sus hijos? ¿Dónde está el sentido común, los sentimientos humanos de Bush, Condolezza, Sharon, Olmert, Chyni y compañía?.¿Dónde los sentimientos y corazones de los que gobiernan y le piden a los pueblos paciencia y apoyo?
¿Los que desde organizaciones internacionales están en el deber de detener el genocidio, tienen sentimientos o no? ¿Donde están los sentimientos y el corazón del Mundo?
En nombre de la Esperanza del Mundo, de esos niños que buscan protección debajo de unos muros, que es posible ya no existan, y de otros como ellos: ¡BASTA YA!
2 comentarios
Esteban Alegría Porvenir -
Esteban Alegría Porvenir -