ENTRE LUCES ESTÁ EL FUTURO
Por: Joel Lachataignerais Popa
jlpopa@enet.u joecklouis@gmail.com
Cuba va adquiriendo reconocimiento internacional en esa especialidad que llegó a muchos países del mundo mediante la denominada Operación Milagro. Y tal parecería que el milagro es allá lejos, y que se hace como en los cuentos de hadas por prestidigitación de una varillita mágica. Pero no, son manos hábiles, conocimientos bien acendrados, sabia doctrina, amor, interés, buen corazón humano. Mujeres y hombres bien escogidos.
Por eso me alegró aquel reportaje de CNN, cuando se vio obligada a explicar lo que los médicos cubanos han hecho en Haití y a mostrar, aunque fuera muy someramente, cómo se forma un médico latinoamericano en la Escuela Latinoamericana de Medicina. Aquella joven periodista, con buen atino, mostró que se hacen en el fragor diario del laboratorio, la práctica y una educación para el hombre ético y medido dispuesto a la cooperación humilde.
Hace unos días fui al Hospital Docente Ernesto Guevara de la Serna, para atenderme la vista. Tenía necesidad de hacerme un fondo de ojos. Allí me encontré la consagración laboral desdoblada en doctoras que ala vez son profesoras y alumnas que al mismo tiempo, son capaces de prestar un servicio de calidad: así se forman.
Con la gracia de una juvenil salida del aula y la experiencia de la profesional que ya atesora experiencia internacional, la Doctora Madeleyne Boffil, reclama la presencia de sus alumnas, para que con ella observen cómo retiraba la sutura del ojo operado de José, quien permaneció ajustado al equipo por donde ella aprecia la diminuta heridita dentro del ojo.
Marlis Fernández, Yanisleidis Machado, Annarelly Sánchez y Aniuska Viamontes, son alumnas del quinto año de oftalmología. Con disciplina y mucho de interés, hicieron un semicírculo humano en torno de la profesora, quien con exquisitez y paciencia, fue explicándolo todo.
Después vino otro caso. La doctora Boffil, volvió a reclamar presencia para explicar lo que el nuevo paciente presentaba. Las jóvenes atentas, preguntas y respuestas. El conocimiento trasladado y adquirido. La experiencia creciente. También asistía a la escena otra joven doctora, ya entrenada y con estilo, Yudith. Esta me atendió después de que pude comprobar que las muchachas, desde la optometría ya llevan saber. No fue necesario un experto: La delicadeza de Aniuska fue suficiente.
También estaba Alina la pequeña hija de la doctora Boffil, quien me manifestó sus deseos de aprender mucho de José Martí.
Lo he dicho muchas veces, y mirando este panorama, la conciencia cree para creer bien que entre luces, está el futuro. Marlis, Yanisleidis, Annarelly, Aniuska y sus profesoras Madeleyne y Yudith así, como rayos solares, lo demuestran.
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