CON UN CLAMOR DE PUEBLOS SU MUERTE SIGUE VIVIENDO
Por: Joel Lachataignerais Popa
jlpopa@enet.cu joecklouis@gmail.com
De diversos modos el joven José Martí vio y analizó el concepto de muerte. Siempre desde la ética del ejemplo propio, pues había declarado su deseo de morir de cara al Sol, que es una buena imagen de su firme decisión. Aquella frase del poema no quiere decir simplemente morir mirando la luz del astro rey, sino: morir combatiendo.
Y aún hay personas que en el mundo cuestionan su muerte y su vida. Aún todavía existen quienes le atan sólo al periodismo, la literatura y la poética. Dos libros tuneros, de los doctores Ada Bertha Frómeta Fernández y Alberto Velázquez López, hacen profusos y urgentes análisis de Martí Filósofo, del político ardiente, al que con fina exquisitez analítica desde la espesura de la ética propia, analizan Cintio Vitier, Roberto Fernández Retamar, Armando Hart y otros estudiosos. A quienes debemos vincular, sin olvido alguno, a Fidel, su más genuino alumno y seguidor.
Ha hecho muy bien el periódico Granma en volver a reproducirnos este martes 18 su carta inconclusa. Aquella en donde advierte VIVI EN EL MONSTRUO Y LE CONOZCO LAS ENTRAÑAS. Esa carta en la cual ha dicho que venía trabajando desde hacia mucho tiempo en silencio para conseguir la independencia de Cuba y Puerto Rico, y de América, a partir de lo que las tierras de Las Antillas pudieran hacer, pues su criterio estaba en que de esta zona vendría la batalla por el equilibrio del mundo.
Con ese fin dedicó años de estudio, de preparación política, ideológica, ética, moral, de los que venidos de la Guerra de los Diez Años y de los combates posteriores, quisieran unirse en lo que él llamó Guerra Necesaria. Y luchó por la unidad y la forjó en un Partido que tenía como ejes de proyecto sus propios ideales, en la intensión de crear una república de trabajadores con todos y para el bien de todos.
Y había declarado que ¡para morir luchando nunca es tarde!; morir no es nada, morir es vivir, morir es sembrar; la muerte no debe ser penosa para los que han vivido bien, ni para los que les conocían de cerca las virtudes. Morir es seguir viaje. Tal era el criterio que se movía en su conciencia. Porque sabía que vivía para ello. Y ese criterio lo colocó en la cúspide, cuando expresó LA MUERTE DA JEFES.
José Martí, Mayor General Del Ejército Mambí, se erigió héroe, autor intelectual del Moncada y el Céspedes, el jefe supremo de la revolución y por eso aun hoy con un clamor de pueblos su muerte sigue viviendo.
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