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LAKASTAGNER

Breve historia desde una esquina del mundo

Breve historia desde una esquina del mundo

 

 

Joel Lachataignerais Popa; jlpopa@enet.cu joecklouis@gmail.com

 

La he visto desde diferentes ángulos. Ella inspira. Su belleza cae entre las manos y atrapa desde su cuna al corazón. No hay individuo en el mundo que la desdeñe o la pueda evitar. Pregúnteselo a cualquiera sobre todo a los enamorados, músicos, poetas y  compositores...

Es muy difícil encontrar alguien sin imaginación. Y a veces pienso que imaginar se ha convertido también en una especie de modo de pensar en que lo imaginado conduce a perjuicios y prejuicios. ¿Habrá que llevarlo a debate en la Comisión de Derechos Humanos?

Entonces es cuando pienso en que todos al mirar hacia arriba, debiéramos pensar con una imaginación que tocando el corazón, roce las realidades.

Ahora mismo muchos hombres cuando miran hacia allí, sienten el temor de apreciar interfiriendo sus sentimientos, las máquinas de la muerte. Y es que nosotros mismos los hombres, hemos roto la imaginación que trae tanta belleza, construyendo objetos que atemorizan, cuando menos, y acaban con los demás, a mansalva sin  distinciones. Fíjese si es así, amigo lector, que la innovación creó un nuevo diagnóstico para las autopsias: muerte colateral, a causa de daño colateral… ¡!

Ahora mismo cuando yo escribo este recuerdo, que me trae el cielo, cuando navegando he visto las estrellas en mis manos y en el pupitre del avión he escrito unos versos al espacio y sus acompañantes celestes… ahora mismo, habrá - no sé cuantos - que se despiden del mundo sin  causa, ni razón, ni deuda… gratuitamente alguien les manda desde kilómetros de distancia y a alturas invisibles, un regalo de fuego y muerte. ¡Vaya daño colateral!

Pero a usted que me lee ahora, le aseguro que la he visto desde diferentes ángulos.

Ella embellece mi alma, la tranquiliza y acompaña va con los sentimientos puros de amor consolable…

…Ahora la tomé de una fotografía publicada en INTERNET… se ve bella, entre las diferentes capas que envuelven la Tierra. Azules claros, azules fuertes, rojos tenues, naranjas…

Y ella allí seguirá tendiéndonos su fuego frío nocturno, vuelo y sábana de enamorados. De pescadores de mar de noche y amaneceres.

Y no sabe, tal vez, que acá abajo, unos la miramos con lastima, otros, la sienten, la sentimos en el roce amoroso, y algunos, que la quieren conquistar con avaricia y desesperación, acaban con la imaginación, con drones que le quieren abrazar, para desde allí mismo lanzarnos el fuego de la muerte.

Luna mía, desde mi ángulo te escribo para que guardes, a mi muerte, esta breve historia por amor desde una esquina del mundo llamado Tierra, que te tiene, no sé hasta cuando, como único e inspirador satélite… cuídate y espérame, el amor todo lo puede.

 

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