Las noches de Esther serán encantadoras
Esther Borja, la damisela inolvidable (Foto Cubadebate)
Joel Lachataignerais Popa jlpopa@enet.cu joecklouis@gmail.com
Nunca olvidaré mi niñez prendida de las manos de los adultos de la familia en mi Bayamo querido. Una veces mi madre, Zenaida Popa, otras la vecina Ofelia Tamayo: Con ellas íbamos a la casa de Mamá Quina, una abuela que sentía el placer de ver su hogar visitado por niños y madres, para presenciar uno de los pocos televisores de la zona.
Gracias a ese gesto humilde de pueblo, pude ver en el maravilloso aparato, espacios como “Una luz en el camino”, programa preferido por las mujeres para ver las novelas, Teatro y El cuento, donde trasmitieron importantes joyas nacionales e internacionales.
Pero, una de las cosas que mas conservo en memoria es el programa aquel que con dulzura y elegancia, nos llevaba a sentirnos cerca de Ernesto Lecuona y aquella fabulosa voz, que nos decía el camino de buscar la música cubana, la tradición y la identidad: “Álbum de Cuba”.
Esther Borja nos emocionaba y nos trasmitía un sentimiento de armonía, paz y esperanzas. Aprendimos en el lenguaje de Esther, la grandeza de músicos y compositores como Lecuona, y con ella aprendimos a cantar “Flor de Yumirí”; “Siboney”, “Noche Azul”, y admiramos aquellos pasajes de operetas cubanas universales.
Pero por sobre todas las canciones, nunca olvidaré “Damisela encantadora”, me gustaba escucharla, mi padre la interpretaba para entretenernos y la hizo nuestra.
Por eso crecí figurando entre tantos cubanos que vimos a Esther entre la familia. Y un día de periodista me descubrí en un espectáculo siendo el reportero de aquella noche de Bayamo vestido de azul con la estrella del cielo.
Ahora que se ha muerto, siento que se abre un eterno álbum de Cuba porque todas las noches de Esther Borja fueron y serán encantadoras
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