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HISTORIA

Inolvidable encuentro con la mamá de Frank País

Inolvidable encuentro con la mamá de Frank País

 Sentada en su butacón la Doña recordó sus valiosos hijos

 

 

Joel Lachataignerais Popa jlpopa@enet.cu joecklouis@gmail.com

 

 De lejos veíamos muchos niños uniformados. Estaban en la cúspide de la elevación hacia donde avanzamos después de dejar detrás la bien conocida Placita de Santo Tomás. Una mujer indicó el sitio con el índice alargado hacia arriba: “es allí, donde se ven los niños” nos dijo, y continuamos la marcha hasta que tuvimos frente a nuestros ojos la modesta fachada, común a las de su época de principios del Siglo XX.

 En su estrecha acera un grupo de niños, sentados unos al borde, recostados otros a la pared, esperaban.

 “Hay otro grupo allá adentro y estamos esperando para irnos”. Dijo uno al que le preguntamos por su presencia.

- Siempre venimos aquí. Los pioneros hacemos actividades con Doña Rosario a cada rato, pero como ya casi es el día de las madres, vinimos a saludarla, y aunque no sea el día de las madres, venimos a verla.

Salió la maestra y luego una joven más, guías de los muchachos que avanzaron con sus camisas y chaquetas blancas y pantalones y vestidos del rojo color del vino. Bajaban la calle con rapidez y la común algarabía que siempre hace un grupo de muchachos de esa edad.

La alegría se advertía en sus ojos y forma de hablar, por demás, característico del lenguaje popular de los santiagueros.

Fue entonces cuando a la puerta salió la figura delicada, inmensa, mostrando una sonrisa que se veía siempre en las fotografías de prensa, cuando la entrevistaban.

 Sus ojos algo alargados y muy vivos, nos buscaron:

 - Pasen muchachos, los estoy esperando.

Extendido su brazo izquierdo hacia la derecha de la puerta hogareña, al tiempo que se colocaba hacia su derecha, nos dejaba ver su sonrisa de agradable mamá.

Allí estaba la corpulencia cargada de años, recuerdos, sufrimientos e historia: Doña Rosario García, lista para atendernos. El pelo gris, recogido hacia atrás, pero dejándose caer también hacia los costados. Sonreía con placer dejando ver sus dientes sanos y relucientes en medio de un rostro tomado por los años, en la naturaleza del maltrato común, no parecía tener los sufrimientos que se conocían: dos hijos asesinados en plena juventud, tronchándole en buena medida su existencia.

Los ojos hablaban un lenguaje de firmeza, advertían vive y no te amilanes, ten esperanza y gózala. En ellos había un brillo penetrante y noble, que por momentos dejaban ver un velo de tristeza, que coincidía con las caricias suyas en su piel, sus cabellos, y cuando meditando, colocaba las manos sobre los labios o hacía con ellas algún vuelo en el aire, mostrándose plena, vigente y fortalecida.

Era excepcionalmente una madre rigurosa, que ahora compartía el amor a muchos hijos. - Nunca estoy sola. Ellos siempre vienen. Todos los días. Sobre todo si es un día como el segundo domingo de mayo.

 Me traen flores, regalos y compañía. De todo eso lo que más disfruto es la sonrisa de cada uno de ellos. Me hacen sentir siempre acompañada, plena, feliz.

Con ellos todos los días aquí, o frente a la casa, o en alguna parte de esta casa de dios, es como si Frank, Josué o Agustín anduvieran por las habitaciones, el jardín o alguna parte de ella.

Todavía se le siente la rectitud del carácter, duro, férreo, al estilo de lo intransigente.

Cuando entramos a la casa nos iba describiendo las cosas que estaban dentro: Las comadritas, los silloncitos donde ellos se sentaban, el piano, una mesita para escritorio; el patio con un pasillo donde aún se siembran las mismas flores que ellos "cuidaron o arrancaron como regalo”.

- Cuando no vienen es como si no hubiera luz del Sol, como si faltara aire a las palmas... es muy triste, entonces si me siento sola. Ahora mismo estoy esperándolos siempre, como ya se acerca el día de las madres, ellos vienen; yo sé que las escuelitas se lanzan acá para venir a ver la viejita y ellos son mis hijos... hijos multiplicados.

- Pero ahora estoy triste, porque el más grande, el más querido de todos, hace tiempo que no viene a verme. Para mí siempre fue muy grato tenerlo conmigo. Pero yo sé que no es su culpa, por eso lo perdono, porque es que él anda por ahí, muy atareado siempre, y yo – que he sido y soy muy exigente – lo comprendo y le pido por Dios que se cuide - Fidel es el único que me queda.

Está sentada en uno de los dos grandes sillones de la pequeña sala. Su palabra es cálida, pausada, tierna. Mira en torno suyo. Recorre los lugares comunes de todos los días, como buscando qué decir que no sea lo mismo, o disculpándose de creer que ya nos lo dijo antes pero se da cuenta que no, antes se lo dijo a otros que como Arcel y yo le visitaban.

A su espalda, como pared que divide un sitio del hogar del otro, una repisa. Sobre ella algunas plantas de esas que cuelgan para adornar dando vida interna a la vivienda.

En uno de sus peldaños descansa una campanita pequeña, como de juguete. Nota que le he mirado y dice al instante:

- ¿Ves esa campanita? Yo los crié como militar. Si, no se vayan a reír, que después dicen que esta vieja loca dice cosas increíbles, de loca,... A mí me hacían mucho caso, aunque todos eran muy nobles los tres. Los fui llevando con la educación de Dios, iban conmigo a la Iglesia y hacían su vida de allí y la de la casa y la calle, la de la escuela y la sociedad.

- Eran niños normales, pero muy despiertos.

- Los crié hablándoles de la vida, de la Historia, de los hombres de la Patria. El padre también puso de su parte. Pero la campanita tenía un papel fundamental en la disciplina que se les fue dando, de respeto, humildad, honor:

Mira – y acciona la campanita con un sonido dulce, suave y penetrante -, así yo los despertaba en las mañanas, y tenían que responder en cuestión de dos minutos, vestidos, aseados y listos para ir a la escuela o la iglesia, según fuera el día de que se tratara. - Y tenían una disciplina militar, ya les digo.

Nos mira, pide que le hagamos nuevas preguntas, pero ella responde lo que pedimos y va mucho más allá de lo que necesitamos. El carácter de ellos, la diferencia, como se conjugaron de sus vidas, quién daba más amor, las travesuras, quién reconocía más...

- Agustín que ustedes no lo conocen porque hace muchísimo tiempo que no viene a Cuba, vive en Puerto Rico, es Pastor, muy serio, profundo, cariñoso, me daba un beso en la frente todos los días al irse y llegar de la escuela.

Frank era todo cariño y respeto. A veces llegaba a la casa y no estaba presente e iba a buscarme en los vecinos. Cuando me veía triste, me tría una flor del patio y me tocaba el piano, que era así como un bálsamo; era muy bueno en el piano.

Josué, era el más travieso, siempre estaba enredado en alguna maldad, y corría para allá y para acá. O arrancaba una flor, la tiraba...

- Entonces cuando me veía abatida, salía corriendo con la misma intención de siempre, arrancaba una flor y saltaba sobre el mueble para llegar primero que los demás a la mesa, y me decía “... para mi viejita querida “.

- Entonces me daba un beso en la frente. Los tres se criaron en los mismos principios e ideales.

- Aquí nacieron ellos, primero Agustín, después Frank, finalmente Josué. Los tres tocaban el piano. Frank lo hacía para complacerme y cuando me veía triste o preocupada. Josué venía y me daba un beso, como Agustín.

- Eran encantadoras personas a las que enseñé a tener un carácter amoroso y altruista.

- Nunca les dije que no a las cosas que pensaban, decían, creían y aunque imaginaba en lo que estaban - sobre todo Frank, que era muy serio y siempre al salir me alertaba de alguna manera, jamás les pregunté nada. Por eso aquellos días de 1952, sentí de cerca que ellos ya estaban en la idea. El tiempo pasaba y la conversación crecía. Mis notas también.

Ella notó que traía una cámara y me preguntó si no había “una foto de recuerdo de la viejita”; la antigua Zorki de fabricación rusa entró en funcionamiento varias veces, para complacerla desde mi asiento. Y ella volvió sobre sus recuerdos.

- Aquí yo me siento siempre a esperar. Porque sigo esperando siempre, ¿saben?.

- Para mí ellos están por llegar todos los días.

- Y sólo me queda Agustín que está tan lejos, pero más cerca que los demás.

- Y los meses al final me aterran, sobre todo los días treinta. Una hija falleció 30 de mayo, el viejo también, Josué, 30 de junio y Frank, 30 de julio. Lo único que le pido a Dios, en ese aspecto, es que me dé fuerzas para no morir el día 30 de algún mes...

Quedó pensativa unos instantes mirando como al infinito y luego prosiguió:

- Yo intuía cómo pensaban. Porque la madre siempre sabe las cosas. Los venía ir y venir, reunirse, y decirme:”usted no se preocupe, mamá, no va a pasar nada”. Y los acompañaba de cierta manera donde quiera que fueran.

En este momento nos pide acompañarla. Avanzamos por la casita. No le vi una sola lágrima, aunque la nostalgia se siente en la voz; andaba con la lentitud propia de alguien que ha pasado ya de 70, cargando el peso de los años y los dolores, así se balanceaba su cuerpo.

Nos mostró los lugares donde sus niños jugaban, mientras volvía sobre el carácter de ellos:

- “Frank era enérgico, sano. Nunca respondió fuera de tono mis reclamos. Los demás tampoco. El de carácter más fuerte en ese sentido era Josué, se resistía a veces en cumplir lo que se le ordenaba, a veces yo me ponía brava, me indignaba porque hacían algo que me doliera y entonces Frank venía a tocar el piano y Josué corría al patio y me traía una flor, aunque yo se los tenía prohibido, pero eran flores de amor para el corazón de su vieja madre: entonces callaba, escuchaba el fino piano de Frank y no había más remedio que ceder y acariciarles.

- Eran mis ángeles que se perdieron. Pero fueron útiles y son útiles.

- Por eso cuando vienen niños o personas como ustedes, pero sobre todo niños y jóvenes y otros como ustedes militares, me gusta hablarles de cómo eran ellos, para que así sigan viviendo”.

Finalmente le preguntamos que le sugeriría la vida de Frank en la Revolución triunfante y nos dijo con tal rapidez que evidencia la certeza de haberlo pensado tantas veces:

- “Frank fuese ahora algo así como un importante funcionario de la Educación, ministro tal vez, o militar. Él tenía los rasgos, el don del militar”.

Nos pusimos de pie. Ella esbozó unas palabras más. Colocó la mano izquierda en mi hombro y la derecha sobre el hombro del Sargento Arcel Ricardo, luego hizo un ademán hacia adentro y nos reunió en su pecho, para dejarnos un beso en la cabeza de cada cual:

- Dios los bendiga. ¡Vuelvan pronto!

El final llegaba y nos despedíamos.

Bajamos todas las lomas santiagueras en silencio.

Atrás quedó el ambiente de la casa de la calle General Banderas número 226, entre Habana y Los Maceo, donde siempre, como palomas, andan todavía los niños que amaban y aman a la madre de los País García, así de costumbre cada segundo domingo de mayo. …será de verdad inolvidable.

José Martí y la génesis del Primero de Mayo

José Martí y la génesis del Primero de Mayo

José Martí con su significativo periodismo siguió el acontecimiento

 

Joel Lachataignerais Popa jlpopa@enet.cu

Un año antes de la caída en combate de José Martí, ya en cuba se celebraban los primeros actos por el Primero de Mayo, que hoy conocemos en el  concepto  como, “día internacional de los trabajadores”. Desde Nueva York, en mayo de 1894, el Apóstol de la independencia de Cuba, escribe una carta a su entrañable amigo y hermano, Fermín Valdés Domínguez, en la cual le manifiesta júbilo por aquella celebración. «Una cosa te tengo que celebrar mucho, y es el cariño con que tratas; y tu respeto de hombre, a los cubanos que por ahí buscan sinceramente, con este nombre o aquél, un poco más de orden cordial, y de equilibrio indispensable, en la administración de las cosas de este mundo. Por lo noble se ha de juzgar una aspiración: y no por esta o aquella verruga que le ponga la pasión humana. (…) Muy bueno, pues, lo del 1º. de Mayo. Ya aguardo tu relato, ansioso».

Martí había tenido noticias del acontecer obrero de los Estados Unidos, desde que en noviembre de 1884 se celebró en Chicago  el IV congreso de la American Federation of Labor, donde se propuso que a partir del 1º de mayo de 1886 se obligaría a los patronos a respetar la jornada de 8 horas y, si no, se iría a la huelga.

Este suceso trajo como consecuencias que en 1886 el Presidente de los Estados Unidos, Andrew Johnson, promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Pero como esta ley  no se cumplió y existía aquel acuerdo obrero internacional, las organizaciones laborales y sindicales de Estados Unidos se movilizaron. Fue así que cuando llegó la fecha, los obreros se organizaron y paralizaron el país con más de cinco mil huelgas.

El Primero de Mayo de aquel año, 200.000 trabajadores norteamericanos iniciaron una huelga en Estados Unidos; como consecuencias se generaron nuevas manifestaciones y el   4 de mayo al terminar un acto organizado por los trabajadores de Chicago en el Haymarket Square la policía intentó dispersar a los presentes, fue entonces que estalló una bomba que mató a un oficial e hirió a otros uniformados.

Por aquel hecho que realmente nunca ha sido esclarecido, fueron procesadas 31 personas; de ellas, 8 anarquistas que terminaron en los tribunales, con un seguimiento  mediático similar a los actuales, en que los periodistas acusaban a los inmigrantes y pedían un castigo ejemplar.

Todos los procesados fueron declarados culpables. Tres cumplieron sentencias de cárcel y cinco terminaron en la horca. Así comenzó aquella historia que se cuenta como Haymarket, explosión del 4 de mayo de 1886.

Estados Unidos era gobernado por Grover Clevelan, a quien la historiografía cubana recuerda porque fue absolutamente opuesto a reconocer las beligerancias cubanas con el colonialismo español y también fue partícipe de la intervención de Estados Unidos, en la guerra del 1895, que José Martí había declarado como necesaria, en la cual, la gran nación del norte masacró los barcos españoles del Almirante Cervera, utilizando su superioridad marítima, e imponiendo así su fuerza y poder, para inmediatamente – después de desplazar al verdadero vencedor – organizar su primera intervención en Cuba.

El Presidente Clevelan pensaba que si se autorizaban los festejos del 1 de mayo en Norteamérica estimulaba desórdenes sociales y reforzaría un movimiento obrero de fuerte influencia anarquista, entonces, como alternativa, optó por apoyar a la llamada Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor).

Así decide la instauración del primer lunes de septiembre, como día festivo, que los hispano parlantes denominaron como “Labor day”; con ese fin, se aprovechó del desfile celebrado el 5 de septiembre de 1882 en Nueva York por la mencionada Orden de los Caballeros del trabajo. Es por eso que resulta paradójico que fuera precisamente en la gran nación norteamericana, donde tuvieran lugar los acontecimientos que llevaran a las diversas organizaciones afiliadas a la Primera Internacional a tomar como fecha la del 1 de mayo, como día del trabajador,

Se organizaría una huelga en defensa de la jornada laboral de ocho horas, la cual se realiza en mayo de 1886 en Chicago, suceso que – como se dice anteriormente-  provocó   los motines y estallidos de bombas, que finalmente conducen a la ejecución de obreros a manos del Estado.

 Como consecuencias de ese acontecimiento, que se enmarcó en la historia universal con trascendencia ilimitada, el 11 de noviembre de 1887 se consumó la ejecución de Albert Parsons (estadounidense, 39 años, periodista), August Spies (alemán, 31 años, periodista), Adolph Fischer (alemán, 30 años, periodista) y Georg Engel (alemán, 50 años, tipógrafo). Louis Linng (alemán, 22 años, carpintero) se había suicidado antes en su propia celda. A Michael Swabb (alemán, 33 años, tipógrafo) y Samuel Fielden (inglés, 39 años, pastor metodista y obrero textil) les fue conmutada la pena por cadena perpetua y Oscar Neebe (estadounidense, 36 años, vendedor) fue condenado a 15 años de trabajos forzados.

José Martí, con su extraordinaria acuciosidad periodística, que emprendía siempre desde la búsqueda afanosa del acontecer, su análisis minucioso investigativo y de enfoque cultural ideológico, siguió aquel acontecimiento, con juicio autocrítico entre el primero de sus textos y el último, legando en ello una muestra de su espíritu profesional ético admirable.

Sus tres crónicas tienen un sentido de análisis que significa cómo él, de una idea a otra se supera a sí mismo, hasta finalmente deslumbrarse en el análisis y alcanza a ver la realidad del naciente movimiento obrero, entonces se  rectifica en su última crónica respecto de las anteriores con la clara narración de los hechos.

Ahora estudiándolas detenidamente, advertimos aquella lección de historia tomada de la realidad del corresponsal que, en La Nación de Buenos Aires, 26 de junio y 2 de julio de 1886 mediante  Grandes Motines Obreros; el 21 de octubre de 1886, con El proceso de los siete anarquistas de Chicago en El Partido Liberal, los días 27, 29 y 30 de diciembre de 1887, con su texto, Un Drama Terrible, a la vez que su grandeza periodística, en estilo y capacidad de entrega noticiosa,  encontramos la verdad histórica refulgente que está en la génesis del Primero de Mayo.

Más de un siglo después, en Estados Unidos existe un movimiento de trabajadores y pueblo, que se denomina Indignados que bajo la consigna de Ocupa Wall Street,  que reclama reivindicaciones obreras y sociales en general y este Primero de Mayo, convoca a la paralización de 155 ciudades norteamericanas, cuyo llamado ha llegado a urbes europeas, como Londres, en el Reino Unido; Melburne y Sidney en Australia; Otawa y Toronto en Canadá y Seúl de Corea del Sur, entre otras urbes. Sus voces se alzarán para que se acabe la guerra, para enfrentar al sistema capitalista, corrompido hasta la médula, que mantiene millones y millones de personas desempleadas y sumidas en desamparo.

 

 

 

La “Edad de Oro” de José Martí, desde desde las vitalidades Ariagna Álamo Vega

La “Edad de Oro” de José Martí,  desde desde las vitalidades Ariagna Álamo Vega

Joel Lachataignerais Popa jlpopa@enet.cu joecklouis@gmail.com

Ella aún no llega a los cuarenta años de edad, pero corre por sus venas la experiencia laboral como Profesora de la Carrera de Estudios Socioculturales de la Universidad Vladimir Ilich Lenin de Las Tunas.

Llama la atención su honda dedicación profesional que además vincula muy bien con los sentimientos humanos, particularmente familiares, muy específicamente los de madre amantísima de sus dos hijas, María y María Carla, introducidas en el marco de las aulas de la enseñanza primaria, con resultados que se relacionan con toda la atención y el cariño con que la madre las obsequia cada día.

Ariagna Álamo Vega, Máster en Ciencias del Desarrollo Cultural, es dueña de un carácter firme con una aguda proyección individual que circunda su experiencia dentro y fuera del aula y la enaltece en sus quehaceres investigativos dedicados casi únicamente a la Edad de Oro de José Martí, obra a la cual le dedica mucho tiempo desde hace largo tiempo.

 En su ponencia titulada: “Vigencia de La Edad de Oro, de José Martí, en los principios éticos de la sociedad actual”, se propone, “…exponer un análisis de la Edad de Oro que permita en el contexto actual, formular criterios que deben estar presentes en la sociedad como principios y como razones de la ética que le corresponde al nuevo hombre asumir y que, aunque resulte una idea redundante, debe subrayarse en el actuar de la familia internamente, con la escuela y la comunidad”.

Y agrega: “Se trata de promover análisis de raíces culturales que redunden en la identidad dentro de la sociedad para sostener, como uno de los principios y conquistas a defender, la ética que nos viene desde los padres fundadores de la patria a nuestros días, colocando, por supuesto, en el lugar correspondiente a José Martí”.

La joven analista penetra en el estudio del texto martiano a través de los conceptos de humanismo y cultura, identifica los criterios del autor de La Edad de Oro con el ideal de otros pensadores de la época actual, asumiéndolos con cuidadosa intensión dialéctica, como para insertar en ellos a Fidel Castro Ruz, Armando Hart Dávalos y Ernesto – Che – Guevara – entre otros - para expresarse en sus conclusiones:

 “La realización de un estudio de La Edad de Oro, desde la dimensión cultural del desarrollo contribuye al redimensionamiento de la significación teórica y práctica de la obra.

Para este estudio ha resultado significativo, partir de categorías básicas con el propósito de lograr un sostén teórico acerca del binomio cultura y desarrollo cultural, así como también constituyó esencial valorar los antecedentes del pensamiento para el desarrollo cultural en Cuba hasta el siglo XIX, todo lo cual conllevó a contar con un basamento necesario para la obtención de los resultados.

“Valorar las concepciones martianas acerca del desarrollo cultural presentes en La Edad de Oro permite ver la significación que tiene como proyecto emancipatorio, humanista y desarrollador.

“En la jerarquía de valores que configuran la conciencia moral de Martí, ocupa un lugar cimero el amor por la Patria en libertad. La Edad de Oro ejerce una sugestión favorable a la mente, tanto a la admiración del valor heroico como a la creación de un ambiente de sacrificio, desinterés, bondad, devoción humana. La fe del Maestro, al escribir la revista se cifraba en la virtud de la acción.

“El humanismo, es una intención manifiesta, como valor humano, en La Edad de Oro, aunque con sus matices particulares, que se convierte en un “humanismo martiano”.

El primero de los indicadores del humanismo martiano es el respeto hacia las adquisiciones del ser humano, abordado en los cuatro números de la revista.

 “En las crónicas y relatos, en sus poemas y cuentos, se revela, con todas sus dimensiones, el desarrollo cultural que Martí quiso transmitir a las futuras generaciones: cultura humanista, cultura ambiental, cultura científica y cultura artística. Es en sus frases donde logra apresar lo que quiere decir al mundo, donde apresa sus más vivos entusiasmos, su interpretación cabal de la justicia y la belleza, la libertad y la honradez.

“Valorar y determinar las principales concepciones martianas para el desarrollo cultural es analizar la significación que ha tenido la misma para educar la sensibilidad de los niños y jóvenes de nuestra América, con el deseo de conformar una personalidad multifacético y armónicamente integral, útil a sus países y orgullosos de sí”.

El debate generado por este tema en el III Encuentro Ecos de Revolución de la Sociedad Cultural José Martí en Sancti Spíritus, aportó la necesidad de que se continúe trabajando en torno a las intenciones del Héroe cubano, con su Revista dirigida a los niños de América y en la praxis de un desempeño de la ética que llegue desde la familia y la escuela a toda la sociedad.

La joven Ariagna Álamo Vega, profesora, Máster en Ciencias del desarrollo Cultural Comunitario, le dará seguimiento a su investigación, y como cuenta con un laboratorio donde observar directamente en sus hijas criterios de investigación, o en el aula, donde expone los puntos de vista, o en el Club de la Sociedad Cultural de la Universidad Lenin y su Cátedra Martiana, volverá en este y otros escenarios a mostrar la siempre vigente actualidad de los criterios vertidos por José Martí en su Revista para niños.

 

 

Fidel: recuerdos que vuelan en la memoria

Fidel: recuerdos que vuelan en la memoria

Joel Lachataignerais Popa, jlpopa@enet.cu; joecklouis@gmail.com

 

Fue un día de agosto de 1970. El Primer Ministro de Bulgaria, Todor Yivkov, había llegado a La Habana invitado a los actos por el 26 de Julio, que se realizó en la Plaza de la Revolución José Martí, en el seno de la capital cubana.

En su visita la provincia de Oriente, fui llamado a sustituir al periodista del periódico Sierra Maestra que hacía el recorrido. Todo fue muy rápido: llamada telefónica, el Director del diario oriental al otro lado, la explicación de que el vehículo del amigo que venía a Bayamo tuvo una avería e inmediatamente la tarea.

La cámara Zenit E, estaba guardada. Hacía algún tiempo no trabajaba con ella. Por suerte tenía rollos fotográficos. Y rápidamente me puse en disposición de cumplir lo solicitado. De todas maneras contaba con el apoyo profesional del fotógrafo Rafael Tablada, compañero del Equipo Provincial de Propaganda del Partido Comunista de Cuba en Oriente, quien tendría la misión de salir para Santiago de Cuba y llevar junto a mi información, los rollos.

Pasaban las diez de la mañana cuando los vehículos tomaron el parqueo. Por mi actividad en el lugar, – además de periodista – debí permanecer dentro del salón donde se iba a realizar el encuentro.

Los líderes penetraron luego de un breve recorrido por la instalación. Entonces se produjo el diálogo que resultó un intercambio desde la Historia a la Economía y al desarrollo social. Dentro de los temas, la zafra de 1970, denominada “de los diez millones”, con una exposición de Fidel sobre las causas que indicaban que ya no se podría lograr esa cifra.

De modo habitual, Fidel se movía de un lado al otro entre las sillas situadas. Explicaba mapas. Solicitaba a los principales dirigentes administrativos y políticos presentes, ampliaciones de sus exposiciones. El visitante escuchaba atentamente y hacía algunas preguntas.

Mientras, yo buscaba el modo de hacer por lo menos una foto cercana. Un close up. Debía buscar cómo acercarme. Pero para llegar a la estatura me faltaba tamaño.

El salón tenía dos áreas, que solíamos dividir para determinadas circunstancias de trabajo. Una estaba en un nivel de medio metro por debajo de la otra y a ambos extremos y por el centro, debía tomarse por los peldaños que permitían acceder al otro lado.

Colocábamos a las personas en los dos niveles, de un lado –arriba- quienes llevaban el peso de la reunión; debajo los otros. Aunque en esta oportunidad eran muy pocos los de abajo. Pero Fidel estaba arriba y yo abajo.

Cuando subí, resultaba lo mismo, siempre fotos de planos generales y algunos close ups de los que estaban sentados, inclusive Todor Yivkov.

Alguien, desde abajo, hizo una pregunta. Fidel se acercó. Bajó y como yo estaba arriba, aproveché la oportunidad. El amigo Tablada, me trajo las fotos reveladas como recuerdo: Esos que ahora en los 85 de Fidel, vuelan en mi memoria.

 

 

Las Tunas celebró su primer 26 hace 30 años

Las Tunas celebró su primer 26 hace 30 años

 

 Joel Lachataignerais Popa jlpopa@enet.cu  joecklouis@gmail.com

En la primera quincena de mayo de 1981 había llegado con descanso de un mes desde Etiopía.

La noche del día 8, en el Parque de la Revolución, Las Tunas, celebraba con alegría la proclamación de esta provincia como sede de los actos centrales del país por el Día de la Rebeldía Nacional: el 26 de Julio.

Allí el Comandante Luis Alfonso Zayas Ochoa, Primer Secretario del Comité provincial del Partido, llamaba a los tuneros a festejar la efeméride con alegría, y trabajando por más y  mejores resultados.

La celebración en un acto masivo, contó con la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz: hace 30 años. La fotografía corresponde a uno de los momentos en que Fidel se dirige en la explanada del Hospital Ernesto Che Guevara, al pueblo de Las Tunas. Escuché aquel discurso por Radio Habana Cuba. Y una reseña trasmitida por Radio Moscú.

Llovía. Fidel dialoga con los tuneros y les dice que trae una noticia importante que quiere compartir, y se refiere con amplitud a la introducción en Cuba de “cuatro nocivas plagas que han animales, plantas y por último también a personas; fiebre porcina africana, la roya de la caña, el moho azul del tabaco y, en la actualidad, el virus número dos del dengue”   

En aquel discurso hace 30 años, Fidel destaca cómo Estados Unidos desarrolla como parte de su arsenal militar posterior a la Segunda Guerra Mundial armas químicas y biológicas. Y, por primera vez lanza un llamado a enfrentar el dengue con un programa de lucha contra el Mosquito Aedes Aegypti aún en práctica.

El 26 de Julio de 1981 también lo recuerdo porque el primer número de Granma Internacionalista, salió a la calle en aquella oportunidad reproduciendo los actos tuneros del 26 de Julio.

Y allí, tuvimos también nuestra sencilla ceremonia.

Cuba el 26 de Julio en Addis Abeba 30 años atrás

Cuba el 26 de Julio en Addis Abeba 30 años atrás

 

Joel Lachataignerais Popa jlpopa@enet.cu  joecklouis@gmail.com

 

Jubilosos después de recorrer lugares históricos de la capital Etíope, el grupo de cubanos internacionalistas reunidos en la casa de tránsito, recordamos el 26 de Julio. La mesa servida, los homenajeados por sus resultados emulativos sentados, otros de pie, brevemente leyendo sus poesías, o leyendo comunicados.

Así se hacía espontáneamente el homenaje  al aniversario 28 de la gesta. La Mañana de la Santa Ana, Ya estamos en combate, Tengo… Siempre es 26, Cuba qué linda es Cuba y la Guantanamera… así de sencillo fue aquel recordatorio.

Imaginamos entonces cuánta alegría transitarla en la sede del acto nacional, pensaba que  las calles de Las Tunas, y me preparaba para escuchar Radio Habana Cuba.

Feliz momento  en el que pude participar de aquel 26, como se muestra en la foto.

Velada por el 26 en Etiopía 30 años atrás

Velada por el 26 en Etiopía 30 años atrás

Joel Lachataignerais Popa jlpopa@enet.cu joecklouis@gmail.com

Habíamos decidido realizar una velada solemne con motivo del 26 de Julio. Era el cumpleaños 28 del asalto al Moncada y al Céspedes. Reunidos, acordamos el modo de hacerla. El elemento central tendría un introducción que escribiría inspirada en la Marcha del 26 de Julio, y seguidamente esta pieza instrumental filtrada con suavidad para que sobre la energía de violines, trompetas, trombones… emergiera con fuerza – como ella sabía hacerlo – Gladys Goizueta; este sería el cierre, antes un joven militante de la Unión de Jóvenes Comunistas, evocaría la gesta del Moncada, que escribimos en tono de crónica que se iba elevando y tomando tamaño para entregarlo a la introducción de la Marcha de agustín Díaz Cartaya.

Antonio Lamas, (Tony) ese director de programas de Radio Progreso, se encargaba de decidir los instantes ambientales del acontecer en la escena, de todo aquello lo único grabado sería la declamación de Gladys y para todo eso, Tony, contaba con el apoyo del operador Juan Ramírez López.

El 20 de Julio entregamos el guión a Tony. La fotografía reproduce una reposición realizada el 28, para despedir a un grupo de compañeros. Ellos dejaban a Etiopía y enviábamos ese mensaje al pueblo de Cuba desde la lejana nación africana.

El 26 de Cuba en el Kremlin de Moscú

El 26 de Cuba en el Kremlin de Moscú

 

 Joel Lachataignerais Popa jlpopa@enet.cu  joecklouis@gmail.com 

También el 26 de Julio de 1987 CON Helena Krusaskaia visitamos el Kremlin. Aún recuerdo que hacía una brisa muy fresca que para mí era frío, porque realmente soy muy sensible a esas temperaturas.

Nos fueron explicando detalles de lo visitado. Es un sitio inolvidable que atesora mucha historia.

Pero particularmente resultó muy significativo porque se trataba de recorrer aquel sitio en vísperas del acto en Cuba por el 26 de Julio. Pudimos palpar toda la solidaridad de los amigos soviéticos, particularmente de los rusos, con los que nos reunimos para intercambios de actividad de las uniones de periodistas de allí y de Cuba.

Estábamos de paso, seguíamos viaje el día 26 hacia Varsovia. Pero hubo tiempo de visitar el Kremlin, Helena, la guía que guardaba en el corazón fuertes influencias cubanas, sabía que ese lugar sería bien apreciado por nosotros y nos llevó, para que pasáramos por lo menos por aquel lugar y recorrerlo al regreso el 5 de agosto. Así fue.

La foto fue tomada por la primera cubana que conocí fotógrafa de prensa en el año de 1968, durante un recorrido por Bayamo, Mercedes Ramírez, quien me acompañaba en ese momento. Cuando cumplas más edad, me dijo, querrás recordar estos días sin canas.

Detrás la torre que protege la puerta del Kremlin por donde entró Lenin el día de la victoria.

Fue muy interesante rendirle homenaje al 26 visitando aquellos parajes que tienen en sí la presencia de al Historia de un pueblo que abrió con su sangre el camino hacia la paz.

Ahora se impone cuidar que haya paz.