HISTORIAS DE UN JOVEN MAESTRO AMBULANTE (IV, final)
- El 22 de diciembre de 1961, Cuba se proclamó como primer territorio libre de analfabetismo en América Latina.
- ‘… se necesita abrir una campaña de ternura y de ciencia, y crear para ella un cuerpo, que no existe, de maestros misioneros.” [1]
- Fidel, Fidel: dinos qué otra cosa tenemos que hacer.
Por: Joel Lachataignerais Popa
jlpopa@enet.cu joecklouis@gmail.com
Ciento 25 años cumplió en mayo de este 2009 próximo a finalizar el texto de José Martí titulado “Maestros ambulantes”, publicado en mayo de 1884 en La América, de Nueva York.
Es uno de los documentos en que el Apóstol de Cuba apuesta por una pedagogía diferente y una educción mediante la cual el hombre alcance toda la cultura que le corresponde y le es posible acceder, mirándolo en su naturaleza y no como desde su época comenzaron a mirarlo, en una especie de amplificación de la esclavitud, apreciada en el permanente comercio que significa el capitalismo que criticaba en la semilla misma.
Entre otros escritos de Martí, este, figura en la esencia inspiradora de la Campaña de Alfabetización emprendía en Cuba durante todo 1961. El plan de 20 mil becarios anunciado por Fidel Castro aquel 22 de diciembre de hace 48 años, llevaba el respaldo del ideario martiano
Hay un fragmento de ese texto martiano en el que se dice: “Los hombres son todavía máquinas de comer, y relicarios de preocupaciones. Es necesario hacer de cada hombre una antorcha” [2]
Recuerdo claramente aquella memorable reunión para proclamar a Cuba libre de analfabetismo, allí se puso de manifiesto el interés por desarrollar esa campaña martiana que es hacer de cada hombre un ciudadano digno y culto. Aún guardo con alegría aquella frase, dijo Fidel entonces:
“Compañeros brigadistas: ustedes me han repetido muchas veces que les diga qué nuevas tareas tenemos para ustedes (Exclamaciones de: "¡Sí!"). Pues bien, tenemos tareas, muchas tareas para ustedes “[3](Aplausos y exclamaciones de: "¡Venceremos!").
“Con precisión, Fidel se refirió a la gran sorpresa que nos tenía guardada en silencio y expresó estas palabras:
“Eso es lo que nosotros queremos decirles que tienen que hacer. Ya hemos liquidado el analfabetismo, pues bien: ¡Ahora tenemos que seguir! En primer lugar, la campaña de seguimiento que tienen que realizar maestros y los trabajadores de la enseñanza. Pero la tarea más importante de ustedes... ¡ah!, pues lo voy a decir: tenemos necesidad de que los 100 000 brigadistas se hagan técnicos, se gradúen en los institutos, se hagan profesores de idioma, se hagan ingenieros, se hagan médicos, se hagan economistas, se hagan arquitectos, se hagan pedagogos, se hagan técnicos especializados (Aplausos). Tenemos extraordinaria necesidad de eso”.[4]
La idea de forjar en cada hombre una antorcha, quedó revelada en las palabras finales con mayor acento aun:
“Esto significa una extraordinaria oportunidad para todos, sobre todo para desarrollar la vocación de ustedes, para estudiar los que no tengan recursos para estudiar; esto significa la oportunidad de que con los preuniversitarios que se han abierto, las secundarias que se han abierto, las escuelas técnicas que se han abierto, y las becas que se han concedido, cualquiera de ustedes, jóvenes compañeros, cualquiera de ustedes que han sido capaces de realizar tan gran proeza, cualquiera de ustedes que han sido capaces de llevar la luz a nuestros campos, cualquiera de ustedes que son jóvenes que tienen el mundo y el porvenir en sus manos, que tienen una vida fecunda y creadora, una vida extraordinaria por delante, tengan esta oportunidad como un premio por el trabajo que han realizado (Aplausos), como un premio por el amor a la patria, como un reconocimiento del pueblo por lo que han hecho, como fruto del trabajo que ya han realizado, como legítimo derecho que se han ganado, como juventud que ha sido capaz de escribir una de las páginas más hermosas en la historia de la educación y de la cultura (Aplausos)[5].
Maestros ambulantes fuimos, al igual que los maestros voluntarios aquellos que respondieron al llamado de acudir a enseñar en las montañas. Raíz de proclamar el 22 de diciembre como ‘Día del educador’
Después de aquel discurso la muchedumbre juvenil entusiasmada con las nuevas tareas, pensándose unos médicos y otros ingenieros, maestros, arquitectos, artistas, nos concentramos en el Estadium del Cerro – hoy Latinoamericano – desde donde fuimos trasladados hacia la Terminal del ferrocarril, de nuevo a nuestros trenes con techos de bohíos.
Horas mas tarde estábamos juntos los primos Rubén, y Aurelio y los hermanos Edel y Joel – yo – acurrucados en una esquina. Ya no venía Pepito. El quedó en su casa de la gran ciudad. Venía en el recuerdo y las anécdotas. Tampoco venia Baldomero Peláez, el actor jefe del vehículo. Ahora era otro.
A mi hermano Edel no le resulta grato del todo la carne de pollo o gallina. Durante el viaje, en cuatro apeaderos donde se hizo parada, nos dieron a cada cual un pollo entero, venía en un bolso de nylon debidamente preparado, listo para comer y se podía guardar. Edel y Aurelio compartían los suyos y yo era algo así como el almacenero. El último nos lo dieron en el poblado de Jobabo, perteneciente a la región denominada entonces Victoria de Las Tunas, - hoy sólo Las Tunas – y terminamos el viaje en tren en el apeadero holguinero de Cacocúm.
De allí pasamos a Bayamo en ómnibus. El recibimiento fue muy alegre. Llegamos todos juntos y después cada cual a su casa. Era el 25 de diciembre. El almacén de pollos que traía en mi mochila, sirvió para festejar el regreso. La familia esperaba. También los vecinos.
Con estos y otros recuerdos armo unas ideas tituladas así: ‘Historias de un joven maestro ambulante’, para que esté presente la memoria histórica. El pasado no se puede olvidar, es la base del futuro. El hombre que debe cuidar el planeta debe mirar fijamente su historia y allí donde se fijó un jalón con participación de todos, debe fijarse la memoria. Porque como plantea José Martí: “Hay un cúmulo de verdades esenciales que caben en el ala de un colibrí, y son, sin embargo, la clave de la paz pública, la elevación espiritual y la grandeza patria” [6]
[1] José Martí, Obras Completas, tomo 8 paginas 288 a 292, Maestros ambulantes, publicado el La América, Nueva York, en mayo de 1884.
[2] Ídem
[3] Fidel Castro, 22 de Diciembre de 1961, ato de proclamación de Cuba como territorio Libre de analfabetismo.
[4] Ídem.
[5] Ídem.
[6] En Maestros ambulantes. Obras Completas, tomo 8 paginas 288 a 292, Maestros ambulantes, publicado el La América, Nueva York, en mayo de 1884
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