Vetar es un principio yanqui
Joel Lachataignerais Popa joeckllouis@gmail.com
Los gobiernos de los Estados Unidos no se vetan a sí mismo porque ya están vetados por los pueblos, si no se vetaran en todos los foros. Aunque si armamos la verdad, apreciaremos que ellos se autovetan en todo lo que tiene estrecha relación con la verdad: la tortura, los desaparecidos, las prisiones secretas, Guantánamo, Abu Graih, las misiones Cóndor, la Operación Mangosta, el crimen de Dallas, los golpes militares en casi todo el mundo la guerra, el hambre, el medio ambiente, los evidentes problemas sociales que vive el mundo, las crisis económicas y de todos los tipos, los problemas de los inmigrantes, los terremotos, tsunamis, las tempestades de nieve y desprendimientos de hielos en los polos, entre otras cosas.
Ya no debiera ser sorpresa eso. Lo sorprendente va a ser el día en que el valor se levante y frene un veto yanqui frente a una injusticia como esa.
El día en que la ONU deje de ser instrumento de los norteamericanos, que sea de verdad un organismo internacional al servicio del mundo. No un feudo yanqui anglosajón al ser vicio de unos pocos. Al servicio del mal y del crimen a escala mundial desde las sillas de gobierno.
Vetar es un principio yanqui. De modo tal que cuando alguien se le ocurra pedir permiso para solicitar que uno de los países con derecho al veto pueda vetar, será vetado para que no vete. Así con ese rejuego de palabras lo digo y con el dolor que me produce pensar en los amigos palestinos y de todos los pueblos que han tenido que sufrir las consecuencias del veto, como nosotros los cubanos.
El veto es un derecho bien estructurado para alcanzar equilibrio, pero se ha convertido en un método diabólico unilateral de Estados Unidos.
La ONU podrá ser creíble el día en que, bien organizada, aprenda a ser justa y se auto implemente defensora realmente de los pueblos.
Mientras tanto, habrá que mirar cómo en la pelea, los yanquis manipulan hasta el modo de ejercer el derecho a la justicia.
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