ETERNA CONVERSACIÓN CON LÁZARA RODRÍGUEZ ALEMÁN
Por: Joel Lachataignerais Popa
joecklouis@gmail.com
Conocí a Lázara en los primeros tiempos de la Unión de Periodistas de Cuba.
La vi dirigente de la organización periodística, Directora de Radio Reloj, en tiempos en que colaboraba mucho con esa emisora; en reuniones de trabajo de jefes de las áreas informativas de la Radio Cubana; en talleres y encuentros de investigaciones sociales, preparatorias de los congresos y plenos del Comité Nacional de la UPEC; en las Fiestas del Caribe de Santiago de Cuba y en los carnavales de esa ciudad del Oriente cubano.
Conversamos mucho en la Casa de la UPEC en el Vedado habanero, en las redacciones de Radio Reloj y Radio Progreso, donde intimamos con Julio Batista y otros amigos; visitó mi casa de Las Tunas, también acompañada de Julio.
Fue allí, durante los festejos por el 26 de Julio de 1997, cuando conocí de su fuerte admiración por mi tío Rómulo Lachatañeré, de quien, me dijo entonces, que una investigación que realizaba, le había llevado a comunicarse con Diana, su única hija, residente en Nueva York. Ignoro si concluyó aquel trabajo que tanto me interesa.
Una vez. en Santiago de Cuba, durante una de las Fiestas del Fuego, me invitó a comer. Me dijo que quería que viera una de las cosas que más le gustaban de Santiago.
Charlamos largamente durante la espera, el desarrollo y la conclusión de la comida. Entre otras cosas, sobre el desempeño de la revolución y su participación. Recordó los instante de lucha vividos en la guerra contra Batista y momentos posteriores al triunfo.
Allí me entré de cómo conoció al Che. Me dijo que lo conoció dos veces: Una, la primera, en La Habana cuando quiso hacer una información que no pudo ser en ese momento y despues,por segunda vez,en Ghana. Ella trabajaba allí, cumplíendo misión periodística por la Agencia de Prensa Latina, y figuraba entre las personas que lo recibieron en el aeropuerto de Accra. Lo más sorprendente fue que al verla, el Che recordó el primer instante, y dialogaron brevemente sobre el suceso. Narró sus recuerdos acerca acerca de la permanencia dl Comandante Guevara allí,y sus experiencias propias y de quienes con ella trabajaron junto a él. Fue - como para todos los que tuvieron ee privilegio - una huella significativa en su vida.
Conoció al hombre enérgico, responsable y duro y al hombre tierno, humano, más comprensivo, hermano, solidario y compañero, la integridad del comunista.
Estoy seguro de que en su conciencia sentía orgullo por aquellos momentos que le acompañaban en la intimidad y que, tal vez , sólo los comentaba en momentos muy escasos y definidos.
Allí me contó que estaba investigando sobre todo acerca de la cultura afrocubana, y por eso buscaba un acercamiento a Lachatañeré; y dijo que tenía también algunas ideas relacionadas con temas de la más reciente historia.
Al terminar la charla comentó que en los hoteles de Santiago siempre actúan desconocidos músicos orientales de categoría, sobre todo pianistas como la muchacha que lo hizo aquel día y había visto varias veces.
No sé, ni me ha preocupado su nombre, pero sé que es una de las buenas que se pierden de las páginas de nuestros periódicos. Esa es una de las cosas que me gustan de Santiago: su música y sus músicos
Un día por Radio Rebelde escuché una serie de entrevistas que realizara otra amiga del alma, Gladys Goizueta, dedicadas al 80 natalicio del Che, donde, primero Víctor Dreke, refirió la estancia del Guerrillero Heroico en Africa y unos días más tarde Lázara refería su humilde historia.
Lachateñeré, la vida es así. Nos ha tocado este momento y tenemos que defenderlo de todas formas, como esta Fiesta del Fuego defiende la cubanía. Asi me dijo.
Era una enérgica mujer, humilde, poseedora de esa naturaleza cubana que nos distingue en el mundo entero. Ello se conocía con sólo mirarla.
Su energía, su carácter todo, se aprecia en la foto. Allí su voz, de mármol y caricia, está en los labios abiertos; la herida de la salud, aparece rodeándole el rostro, pero los ojos ofrecen en destello permanente, aquella seguridad que trasmitía, abrazando el optimismo que ambientó su siempre batallador carácter.
Es así como podremos seguir conversando con ella, haciendo valer palabras martianas que hablan de la vida individual, como un breve resumen de la vida histórica. En su vida histórica se encuentra esa conversación.
11 de diciembre de 2008
joecklouis@gmail.com
Conocí a Lázara en los primeros tiempos de la Unión de Periodistas de Cuba.
La vi dirigente de la organización periodística, Directora de Radio Reloj, en tiempos en que colaboraba mucho con esa emisora; en reuniones de trabajo de jefes de las áreas informativas de la Radio Cubana; en talleres y encuentros de investigaciones sociales, preparatorias de los congresos y plenos del Comité Nacional de la UPEC; en las Fiestas del Caribe de Santiago de Cuba y en los carnavales de esa ciudad del Oriente cubano.
Conversamos mucho en la Casa de la UPEC en el Vedado habanero, en las redacciones de Radio Reloj y Radio Progreso, donde intimamos con Julio Batista y otros amigos; visitó mi casa de Las Tunas, también acompañada de Julio.
Fue allí, durante los festejos por el 26 de Julio de 1997, cuando conocí de su fuerte admiración por mi tío Rómulo Lachatañeré, de quien, me dijo entonces, que una investigación que realizaba, le había llevado a comunicarse con Diana, su única hija, residente en Nueva York. Ignoro si concluyó aquel trabajo que tanto me interesa.
Una vez. en Santiago de Cuba, durante una de las Fiestas del Fuego, me invitó a comer. Me dijo que quería que viera una de las cosas que más le gustaban de Santiago.
Charlamos largamente durante la espera, el desarrollo y la conclusión de la comida. Entre otras cosas, sobre el desempeño de la revolución y su participación. Recordó los instante de lucha vividos en la guerra contra Batista y momentos posteriores al triunfo.
Allí me entré de cómo conoció al Che. Me dijo que lo conoció dos veces: Una, la primera, en La Habana cuando quiso hacer una información que no pudo ser en ese momento y despues,por segunda vez,en Ghana. Ella trabajaba allí, cumplíendo misión periodística por la Agencia de Prensa Latina, y figuraba entre las personas que lo recibieron en el aeropuerto de Accra. Lo más sorprendente fue que al verla, el Che recordó el primer instante, y dialogaron brevemente sobre el suceso. Narró sus recuerdos acerca acerca de la permanencia dl Comandante Guevara allí,y sus experiencias propias y de quienes con ella trabajaron junto a él. Fue - como para todos los que tuvieron ee privilegio - una huella significativa en su vida.
Conoció al hombre enérgico, responsable y duro y al hombre tierno, humano, más comprensivo, hermano, solidario y compañero, la integridad del comunista.
Estoy seguro de que en su conciencia sentía orgullo por aquellos momentos que le acompañaban en la intimidad y que, tal vez , sólo los comentaba en momentos muy escasos y definidos.
Allí me contó que estaba investigando sobre todo acerca de la cultura afrocubana, y por eso buscaba un acercamiento a Lachatañeré; y dijo que tenía también algunas ideas relacionadas con temas de la más reciente historia.
Al terminar la charla comentó que en los hoteles de Santiago siempre actúan desconocidos músicos orientales de categoría, sobre todo pianistas como la muchacha que lo hizo aquel día y había visto varias veces.
No sé, ni me ha preocupado su nombre, pero sé que es una de las buenas que se pierden de las páginas de nuestros periódicos. Esa es una de las cosas que me gustan de Santiago: su música y sus músicos
Un día por Radio Rebelde escuché una serie de entrevistas que realizara otra amiga del alma, Gladys Goizueta, dedicadas al 80 natalicio del Che, donde, primero Víctor Dreke, refirió la estancia del Guerrillero Heroico en Africa y unos días más tarde Lázara refería su humilde historia.
Lachateñeré, la vida es así. Nos ha tocado este momento y tenemos que defenderlo de todas formas, como esta Fiesta del Fuego defiende la cubanía. Asi me dijo.
Era una enérgica mujer, humilde, poseedora de esa naturaleza cubana que nos distingue en el mundo entero. Ello se conocía con sólo mirarla.
Su energía, su carácter todo, se aprecia en la foto. Allí su voz, de mármol y caricia, está en los labios abiertos; la herida de la salud, aparece rodeándole el rostro, pero los ojos ofrecen en destello permanente, aquella seguridad que trasmitía, abrazando el optimismo que ambientó su siempre batallador carácter.
Es así como podremos seguir conversando con ella, haciendo valer palabras martianas que hablan de la vida individual, como un breve resumen de la vida histórica. En su vida histórica se encuentra esa conversación.
11 de diciembre de 2008
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