EN MI MEMORIA DICIEMBRE DE 1958 Y EL PRIMER DIA DE ENERO
(I Parte)
Por: Joel Lachataignerais Popa
joecklouis@gmail.com
Diciembre de 1958 resultaba un mes común. No había muchas diferencias.
El último mes de aquel año, habían ideas de un 24, un 25 y un 31 para festejar, pero también mucho dolor en el ambiente.
En las calles frecuentaban los soldados del Gobierno del llamado General, Fulgencio Batista y Zaldívar. En realidad no sé si pudiese llamársele General, porque al menos los que yo conozco en otros países y en el mío mismo, como Máximo Gómez Báez (1) o como Vicente García González, (2) ganaron esas estrellas combatiendo o los demás, como Francisco González, (Pancho), (3) que se lo han merecido en un fragor de combate, sacrificio y trabajo.
Aquel parece que los ganó de la bichería, la complacencia y el crimen.
Ya hacia mediados de la primera quincena de diciembre de 1958, es decir, los días entre el 10 y el 15, muchas personas escuchaban casi libremente Radio Rebelde en sus casas. Allí en Bayamo (mi ciudad natal, a 787 kilómetros al Este de La Habana), las gentes hasta le comentaban en las calles.
Uno de aquellos días, aproximadamente a las 8 de la noche estábamos reunidos en la sala de la casa sintonizando la radio y de momento, penetró la voz de Violeta Casals, en aquella clara promoción que, con la marcha del 26 de Julio, por debajo, aclamaba con tremendo entusiasmo ¡Aquí Radio Rebele, desde el Territorio Libre de Cuba!
Mi papá pidió que bajaran el volumen del radio, y en torno al aparto quedaron los mayores, aunque mi hermano y yo logramos colocarnos detrás del muro de cemento donde descansaba el aparato. Conseguí escuchar como la locutora informaba que las tropas avanzaban sobre Jiguaní, Maffo, Contramaestre y en las zonas de Placetas y otras regiones de Las Villas.
En un instante se escuchó que golpeaban fuerte en la puerta. Alguien trató de controlar que el radio no se escuchara y fue todo lo contrario quedó libremente unos segundos en pleno altavoz, mientras otro corría hacia la puerta y abría. En el umbral, aparecieron las figuras de tres soldados, casquitos, como les llamaba la población despectivamente.
Uno de ellos pidió agua, y a la vez el que parecía ser el Jefe del trío, preguntó, ¿qué está pasando, uds. oyen esa emisora? Digo: ¿ustedes están oyendo a Radio Rebelde?. Lo hacía en tono de confidencia, muy bajito, y con mirada de admiración...
Entonces colocó su fusil, un springfield, algo veterano, detrás de la puerta, se quitó el casco y avanzó hacia donde estaban mis padres, completamente sorprendidos. Los demás hicieron lo mismo. Y escucharon.
Despues, antes de irse, y luego de comentar que las cosas se iban poniendo muy serias y feas, dijeron: Sigan oyendo, pero tengan cuidado. Y el susto pasó así.
Era el indicador del grado de descomposición en que estaban ya las tropas de la tiranía. Cosa que yo no podía comprender bien, pero me daba cuenta de que eran guardias muy raros.
La propia Radio Rebelde fue informado sobre asaltos y rendimientos de tropas en los cuarteles de la tiranía.
Así por voces reales que se escuchaban en la Radio Rebelde y las del pueblo (llamada entonces RADIO BEMBA) se fueron conociendo las noticias del desenlace.
No hubo fiestas realmente.
Recogimiento popular. Nostalgias y dolores. Eso si hubo.
Aquel 31 de diciembre me fui a la cama como todos los años, pensando en que cinco días mas tarde dormiría esperando a los Reyes Magos, y al despertarme fui corriendo a contarle a mi mamá el sueño que había tenido.
Había visto una imagen de la Virgen de la Caridad avanzando hacia mí creciendo y creciendo; y el miedo también crecía, de modo que me tapé todo violentamente y no dormí más en el resto de la noche.
La imagen traía en el centro del pecho una luz y debajo la figura de Batista... Mi mamá, Zenaida Popa, quien siempre había creído y tiene aún una percepción de creencias espirituales, enseguida me dijo que eso no era malo y que no tuviera miedo. Pero pensó que mejor era no contarlo.
(1) Mayor General Máximo Gómez Báez, el Generalísimo, de origen dominicano, ejemplo de internacionalista: ganó sus grados combatiendo a España en el Ejército Mambí.
(2) Mayor General Vicente García González, nacido en Las Tunas, Cuba, combatió en 1868 1878 y luego en las contiendas siguientes, ganó sus grados luchando contra el colonialismo español.
(3) Francisco González, (Pancho), humilde campesino de la región oriental cubana, nacido en la Sierra de El Cristal en Holguín: ganó grado de Comandante del Ejército Rebelde y luego luchando en defensa de la Revolución y trabajando en la Sierra, alcanzó distinciones de General de Brigada.
Por: Joel Lachataignerais Popa
joecklouis@gmail.com
Diciembre de 1958 resultaba un mes común. No había muchas diferencias.
El último mes de aquel año, habían ideas de un 24, un 25 y un 31 para festejar, pero también mucho dolor en el ambiente.
En las calles frecuentaban los soldados del Gobierno del llamado General, Fulgencio Batista y Zaldívar. En realidad no sé si pudiese llamársele General, porque al menos los que yo conozco en otros países y en el mío mismo, como Máximo Gómez Báez (1) o como Vicente García González, (2) ganaron esas estrellas combatiendo o los demás, como Francisco González, (Pancho), (3) que se lo han merecido en un fragor de combate, sacrificio y trabajo.
Aquel parece que los ganó de la bichería, la complacencia y el crimen.
Ya hacia mediados de la primera quincena de diciembre de 1958, es decir, los días entre el 10 y el 15, muchas personas escuchaban casi libremente Radio Rebelde en sus casas. Allí en Bayamo (mi ciudad natal, a 787 kilómetros al Este de La Habana), las gentes hasta le comentaban en las calles.
Uno de aquellos días, aproximadamente a las 8 de la noche estábamos reunidos en la sala de la casa sintonizando la radio y de momento, penetró la voz de Violeta Casals, en aquella clara promoción que, con la marcha del 26 de Julio, por debajo, aclamaba con tremendo entusiasmo ¡Aquí Radio Rebele, desde el Territorio Libre de Cuba!
Mi papá pidió que bajaran el volumen del radio, y en torno al aparto quedaron los mayores, aunque mi hermano y yo logramos colocarnos detrás del muro de cemento donde descansaba el aparato. Conseguí escuchar como la locutora informaba que las tropas avanzaban sobre Jiguaní, Maffo, Contramaestre y en las zonas de Placetas y otras regiones de Las Villas.
En un instante se escuchó que golpeaban fuerte en la puerta. Alguien trató de controlar que el radio no se escuchara y fue todo lo contrario quedó libremente unos segundos en pleno altavoz, mientras otro corría hacia la puerta y abría. En el umbral, aparecieron las figuras de tres soldados, casquitos, como les llamaba la población despectivamente.
Uno de ellos pidió agua, y a la vez el que parecía ser el Jefe del trío, preguntó, ¿qué está pasando, uds. oyen esa emisora? Digo: ¿ustedes están oyendo a Radio Rebelde?. Lo hacía en tono de confidencia, muy bajito, y con mirada de admiración...
Entonces colocó su fusil, un springfield, algo veterano, detrás de la puerta, se quitó el casco y avanzó hacia donde estaban mis padres, completamente sorprendidos. Los demás hicieron lo mismo. Y escucharon.
Despues, antes de irse, y luego de comentar que las cosas se iban poniendo muy serias y feas, dijeron: Sigan oyendo, pero tengan cuidado. Y el susto pasó así.
Era el indicador del grado de descomposición en que estaban ya las tropas de la tiranía. Cosa que yo no podía comprender bien, pero me daba cuenta de que eran guardias muy raros.
La propia Radio Rebelde fue informado sobre asaltos y rendimientos de tropas en los cuarteles de la tiranía.
Así por voces reales que se escuchaban en la Radio Rebelde y las del pueblo (llamada entonces RADIO BEMBA) se fueron conociendo las noticias del desenlace.
No hubo fiestas realmente.
Recogimiento popular. Nostalgias y dolores. Eso si hubo.
Aquel 31 de diciembre me fui a la cama como todos los años, pensando en que cinco días mas tarde dormiría esperando a los Reyes Magos, y al despertarme fui corriendo a contarle a mi mamá el sueño que había tenido.
Había visto una imagen de la Virgen de la Caridad avanzando hacia mí creciendo y creciendo; y el miedo también crecía, de modo que me tapé todo violentamente y no dormí más en el resto de la noche.
La imagen traía en el centro del pecho una luz y debajo la figura de Batista... Mi mamá, Zenaida Popa, quien siempre había creído y tiene aún una percepción de creencias espirituales, enseguida me dijo que eso no era malo y que no tuviera miedo. Pero pensó que mejor era no contarlo.
(1) Mayor General Máximo Gómez Báez, el Generalísimo, de origen dominicano, ejemplo de internacionalista: ganó sus grados combatiendo a España en el Ejército Mambí.
(2) Mayor General Vicente García González, nacido en Las Tunas, Cuba, combatió en 1868 1878 y luego en las contiendas siguientes, ganó sus grados luchando contra el colonialismo español.
(3) Francisco González, (Pancho), humilde campesino de la región oriental cubana, nacido en la Sierra de El Cristal en Holguín: ganó grado de Comandante del Ejército Rebelde y luego luchando en defensa de la Revolución y trabajando en la Sierra, alcanzó distinciones de General de Brigada.
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