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LAKASTAGNER

Lucha de clases y enmiendas injerencistas

 

 

Joel Lachataignerais Popa jlpopa@enet.cu   joecklouis@gmail.com

 

Puede entenderse que se esté desencadenando una fuerte lucha de clases. Las fundamentaciones expresadas en el artículo apuntan hacia allí.

Y lo que hemos visto a través de Telesur brindan una expresión real del panorama: calles limpias y en paz y a la vez sitios donde los denominados jóvenes amotinados contra el gobierno de Nicolás Maduro y rostros nada juveniles, no saben qué decir cuando se les pregunta por qué protestan.

La lucha de clases –centenaria y milenaria- puede ser como un motorcito que impulsa y convence de que algo nuevo puede surgir y hasta atraer situaciones de cambio y nuevos beneficios sociales.

Ella es un recurso de las revoluciones. Y siendo así, estaría muy bien, pero que quienes la organizan, asentados en una trinchera fascista en la cual no existe proyecto de beneficio social alguno sino la tozudez de dividir como método para vencer y el consabido ‘vete tú para ponerme yo’  y el pueblo a la porra, ya no es nada altruista.

Gallinitas ciegas y capitanes arañas están detrás de todo ese juego allí en Venezuela.

Ojalá esos ‘estudiantes’ se decidieran a estudiar la historia reciente de su país, miraran al espejo del pasado y comprendieran mejor las realidades de su propio país y se decidieran  a cooperar en paz entre ellos mismos.

Ojalá sucediera que sin prejuicios los que tienen el bolsillo algo abultado por el señor dinero, comprendieran que es mejor vivir de acuerdo que jugando a la guerra.

Entonces la lucha de clases sería de comprometimiento entre venezolanos, pero no con el grado de comprometimiento imperial que somete al país a la injerencia. Así sería una lucha de clases con la injerencia yanqui, que vino a despertar cuando sus lacayos dentro del país, hicieron el llamado.

Si el gobierno de los Estados Unidos suelta el timón de esta escalada, si el Presidente Barack Obama sinceramente jugara a la paz -desde el título mal empleado como mal ganado que ostenta- la democracia que se cacarea detrás de los drones y la fuerza, cesaría de inmediato.

Esta es la película ya exhibida en pantallas de Irak, Afganistán, Bosnia Herzegobina, y otras naciones del otro lado del mundo y ahora se intenta estrenar en pantallas donde se ha declarado abiertamente que somos zona de paz.

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